Tras varias temporadas luchando por no descender de la Primera División, Universidad de Chile vivió un 2024 donde no solo volvió a destacar en la cancha, tanto en el Campeonato Nacional como la Copa Chile, sino que además, recuperó su esencia: ser ese equipo con que históricamente se han identificado sus hinchas, ese que cuando falta fútbol saca a relucir su mística, ya sea en la victoria o la derrota.
Este año, los Azules ficharon como entrenador a Gustavo Álvarez, quien ya había mostrado sus credenciales con el Huachipato campeón de 2023, para reemplazar a Mauricio Pellegrino y concretaron el regreso de Marcelo Díaz, un ídolo e histórico del club, ante la evidente falta de referentes del plantel. A ellos, se sumaron Gabriel Castellón, Franco Calderón, Fabián Hormazábal, Matías Sepúlveda, Maximiliano Guerrero y Luciano Pons.
La U haría uno de sus mejores campeonatos de la última década, al punto que se mantuvo hasta la jornada 30 como uno de los principales candidatos a la corona. Eso quedaría demostrado en las fechas iniciales, donde consiguió una victoria tan anhelada como histórica frente a Colo Colo en el Monumental con acierto de Israel Poblete (para terminar con una racha de 22 años y 6 meses sin festejos en la cancha de Pedrero). Además, ganó la primera rueda, con 9 triunfos, 5 empates y 1 sola derrota, a manos de Universidad Católica.
Tras ello, el torneo entró en receso durante junio por la Copa América de Estados Unidos y el Romántico Viajero se enfocó en la Copa Chile, donde avanzaría en la Zona Centro Norte a costa de Municipal Puente Alto (5-1), San Antonio Unido (7-0 global) y Everton (2-2 global y 4-3 en penales), respectivamente, acrecentando la ilusión de sus fanáticos de una temporada exitosa, luego de muchos años de frustraciones.
Pese a esos resultados y las buenas sensaciones, el Romántico Viajero dejaría escapar puntos claves en el regreso del torneo, ya que en el inicio de la segunda rueda, cosechó un empate con sabor a derrota con Cobresal (3-3 en El Salvador) y una inesperada caída con Audax (1-0 en La Serena), en una de sus peores presentaciones de la temporada.
Tras ello, el club concretó el anhelado retorno de Charles Aránguiz y fichó al defensor uruguayo Fabricio Formiliano y recobraría la memoria, goleando a O'Higgins y Cobreloa (ambos por 4-0), después superaría a Unión Española (2-0, también en Ñuñoa) y a Coquimbo Unido (1-0 en el Sánchez Rumoroso), y a continuación eliminaría a Palestino de la Copa Chile (5-1 global) y lo vencería por la fecha 24 (1-0 en el Nacional).
Pese a ello, la categórica derrota a manos de Deportes Iquique (3-0 en el Tierra de Campeones), sumado a la histórica segunda rueda de Colo Colo, complicó al extremo el objetivo de los dirigidos por Álvarez, que luego de vencer a Unión La Calera (1-0 en el Nacional), cederían la punta del campeonato, a falta de tres jornadas.
El Chuncho, que se metería en la final de la Copa Chile tras doblegar a Coquimbo (1-0 en el global), no bajaría los brazos y daría una muestra de coraje frente a la UC en un Santa Laura repleto de hinchas Cruzados, dando vuelta un partidazo con goles de Aránguiz y Matías Zaldivia, y adueñándose del Clásico Universitario 199 (2-1), pero el Cacique también hizo la tarea y derribó a Palestino (3-2 en La Cisterna).
Todo se definiría en la jornada 30 y la U cedería un polémico empate 1-1 con Everton jugando en Ñuñoa, resultado que no le alcanzó para forzar una definición con Colo Colo, que también igualó con Copiapó, pero terminó quedándose con la corona de uno de los mejores torneos de la década.
Sin embargo, el fútbol le tenía preparada una revancha al Romántico Viajero y, junto con el merecido retorno a la CONMEBOL Libertadores (fase de grupos), se consagraría campeón de la Copa Chile tras derrotar a Ñublense en la final disputada el 20 de noviembre, con un golazo de Charles Aránguiz y un Nacional colmado en su mayoría por sus fanáticos.
Definitivamente, esa conquista sería el broche de oro para Álvarez y sus dirigidos, que no sólo recuperaron el fútbol luego de varias temporadas para el olvido, sino que también, esa mística que siempre ha caracterizado al club y que tanto identifica a sus hinchas.