David González fue oficializado como el nuevo entrenador de Millonarios. El técnico paisa, que llega tras ser subcampeón con Deportes Tolima, asume la difícil tarea de reemplazar a Alberto Gamero, quien dejó el cargo después de cinco años en los que consiguió tres títulos. Sin embargo, la gran deuda que hereda González son los trofeos. Aunque el proceso de Gamero destacó por el buen fútbol, los hinchas esperan que el equipo logre aumentar su colección de copas. Además, el doblete de su máximo rival, Atlético Nacional, a finales de 2024, incrementa la presión sobre un equipo que ha sido elogiado por su trabajo, pero que, en términos de resultados, quedó debiendo.
A pesar de la paciencia y respaldo que tradicionalmente han mostrado los directivos de Millonarios, el panorama para González con la hinchada es mucho más apremiante. Los resultados en las competencias locales y en la Conmebol Sudamericana serán cruciales para que el entrenador pueda consolidarse en su cargo. Clasificar a los cuadrangulares ya no es suficiente; la estrella 17 es una obligación si González quiere ganarse la confianza del club y los aficionados. Cabe destacar que el propio entrenador tiene una asignatura pendiente: aunque ha sido finalista en dos ocasiones, aún no ha conquistado un título como director técnico.
En el plano internacional, el desafío no es menor. Millonarios lleva años sin ser protagonista en torneos de la CONMEBOL. La Libertadores ha sido un sueño esquivo y, aunque en la Sudamericana alcanzaron las semifinales en 2007 y 2012, el balance es modesto para un club de su envergadura. En 2025, el camino inicia el 5 de marzo con un partido único contra Once Caldas en el Estadio Palogrande. La victoria es indispensable para avanzar a la fase de grupos de la Sudamericana, y, de lograrlo, González tendrá la responsabilidad de llevar al equipo, como mínimo, a los octavos de final, un logro que Gamero no pudo alcanzar en su proceso.
Los retos para González son enormes y demandan resultados inmediatos. Aunque firmó un contrato por tres años, el margen de error es mínimo, como suele suceder en el fútbol. Para el nuevo entrenador, el éxito no solo es una necesidad para Millonarios, sino también una oportunidad para consolidarse en el banquillo de uno de los equipos más grandes de Colombia.