Lionel Messi fue el tema de la semana, pero lamentablemente para la Selección Argentina por su estado físico. El capitán, tocado en el aductor derecho desde el partido ante Chile, reapareció luego de perderse el encuentro con Perú, pero no pudo brillar en el triunfo por penales frente a Ecuador que clasificó al equipo a las semifinales de la Copa América.
Si el 10 fue de la partida este lunes en Houston, y se bancó los 90 minutos, fue por ser él. Aunque durante los últimos días se sumó a la par del grupo, Messi estuvo en duda hasta el final por no encontrarse al 100%. Fue su peso específico, su presencia, además de su deseo de no perderse esta batalla, el que lo puso en la cancha.
Y Messi, a lo largo de todo el cotejo, estuvo lejos de su rendimiento habitual: no parecía estar cómodo ni enérgico y fue bien controlado por la defensa ecuatoriana. De las sonrisas de la previa, cuando se lo vio saludando a su familia en el palco, quedó poco durante la noche. Apenas el gran centro que posibilitó el gol de Lisandro Martínez, previo cabezazo de Alexis Mac Allister en el primer palo, que terminó siendo clave en el triunfo de los campeones del mundo. Algún que otro buen pase, la figura brillante que atrae marcas y poco más, estando claramente a una marcha menor.
En el complemento, tuvo una, después de un buen pase de Rodrigo De Paul, pero la pelota le quedó para la derecha y no pudo definir del todo cómodo. Su remate lo atajó, sin problemas, Alexander Domínguez. Y fue el arquero de la Tri el protagonista de una linda imagen, al consolar al propio Messi después de que marrara su penal, el primero de la tanda.
El capitán la picó, pero elevó el disparo y la pelota se estrelló en el travesaño. Para su fortuna, a diferencia de lo que había pasado, por ejemplo, en las mismas tierras, en la final de 2016, su equipo y principalmente el Dibu Martínez lo salvaron. El arquero sacó los primeros dos penales, Julián Álvarez, Alexis Mac Allister, Gonzalo Montiel y Nicolás Otamendi no fallaron, y Argentina disputará la semifinal de la Copa América el martes 9 de julio, ante el ganador del cruce entre Venezuela y Ecuador.
La expresión de alivio del final, sin siquiera pegar el pique para festejar, representa el desahogo de no haber podido ser él en la cancha. Pero los campeones del mundo sacaron chapa y avanzaron gracias a su arquero, que les dio otra vida en Estados Unidos.
¿Debería haber jugado? Esa no parece ser la cuestión ahora... En los próximos días, Messi tratará de recuperarse para afrontar el tramo final del torneo, donde todavía no pudo convertir (suma una asistencia, a Lautaro Martínez en el debut, vs. Canadá). Y aunque el equipo dio la cara, Argentina, está claro, lo necesita.