El 4 de julio de 2015 quedará marcado a fuego para siempre en la historia del fútbol chileno y en la memoria de todo un país. Y cómo no, si ese día la Selección conquistaría por primera vez la anhelada y esquiva Copa América.
De la mano de Jorge Sampaoli, La Roja llegaba a una nueva final del certamen tras superar a Perú, y su rival por el cetro sería nada menos que Argentina, cuadro acostumbrado a disputar esta instancia y que en sus filas contaba con figuras de la talla de Lionel Messi, Sergio Agüero y Ángel Di María.
El Estadio Nacional, que ya había visto consagrarse a la Albiceleste en la Copa de 1991, sería el escenario de la gran definición, y la esperanza de un país estaba con Alexis Sánchez, Arturo Vidal, Claudio Bravo y Gary Medel.
El partido sería parejo desde el arranque, con “Rey Arturo” y una volea que Romero despejó con notable estirada a los 11’ y el “Kun” respondiendo para los dirigidos por Martino, con un cabezazo que Bravo sacaría desde la línea, nueve minutos más tarde.
En el complemento se mantuvo la tónica, con ambos elencos volcados en busca de romper el cero. Fue así como Alexis tuvo la victoria en sus pies en los 82’, pero su remate pasó a centímetros del poste derecho, mientras que el “Pipa” Higuaín, en tiempo adicional, falló de manera increíble, abajo del arco, lo que era el triunfo y el título para los argentinos.
El empate sin goles se mantendría en el tiempo suplementario, por lo que el campeón de la edición 2015 se definiría mediante lanzamientos penales. Ahí, Chile se haría fuerte y conseguiría, al fin, torcer la historia.
Matías Fernández, Arturo Vidal, Charles Aránguiz y Alexis anotaron para La Roja, y Lionel Messi haría lo propio para Argentina, pero sus compañeros, Higuaín y Ever Banega, no correrían la misma suerte; el primero enviaría su tiro por sobre el travesaño y el segundo vio como Bravo le contenía su disparo… 4-1 final y un país vibraba de emoción.
Fue así como la ‘Generación Dorada’ conseguía la primera Copa América para Chile, un sueño hecho realidad, luego de tantos años y decepciones futbolísticas, con un Nacional desbordado, teñido de rojo, y todo un pueblo festejando, orgulloso de su Selección.