La Selección de Ecuador jugó sus mejores minutos de la Copa América justo frente a Brasil, el gran candidato, y en en una situación límite en la que peleaba por la clasificación a cuartos de final.
Necesitaba no perder para obligar a Venezuela a ganarle a Perú. Y eso ya era algo muy difícil, porque había caído en cada una de sus visitas a Brasil desde 1949. Sin embargo, la Tri mostró su mejor cara y consiguió el resultado necesario para clasificar por mérito propio y no por una derrota venezolana.
El primer tiempo fue pobre. Brasil estuvo lejos de ser una máquina, pero se puso en ventaja con un cabezazo y complicó con la movilidad de Lucas Paquetá y ni siquiera necesitó de Neymar para llevarle muchos problemas a los laterales ecuatorianos.
El seleccionado de Alfaro no jugó bien en esos primeros 45 minutos. Ni Ángelo Preciado ni Pervis Estupiñán inquietaron por sus costados, Alan Franco sufrió la salida por lesión de Moisés Caicedo y Enner Valencia estuvo aislado.
En el complemento se vio lo mejor de Ecuador en los últimos tiempos, incluyendo la última doble fecha de Eliminatorias. Salió con la mentalidad de buscar el empate, jugó de igual a igual y se plantó en campo brasileño.
Con Ángel Mena como líder espiritual, se repuso del cambio de plan que significó la baja de Moisés y, justo cuando mejor jugaba, a los 8 minutos, llegó al empate gracias al jugador de León.
Luego, lejos de refugiarse, mantuvo la iniciativa y siguió jugando lejos de Hernán Galíndez, Incluso, Enner Valencia tuvo algunas ocasiones de gol para dar vuelta el marcador. El cambio de Gonzalo Plata por Diego Palacios fue una muestra de que Alfaro quería más.
Lo hecho en el segundo tiempo, sobre todo por la actitud de ir al frente y no refugiarse, debe ser una muestra de que Ecuador tiene material para jugar de igual a igual y que solo debe trabajar en ser más regular y evitar errores individuales y desconcentraciones.