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Un Millonarios diferente en Ecuador: lejos de ser el de siempre y sin juego colectivo

Millonarios comenzó su aventura en CONMEBOL Libertadores con un empate en cero en su visita a Universidad Católica en la ida de la fase dos del certamen. El equipo de Gamero estuvo lejos de demostrar lo que saber hacer con el balón en los pies y terminó siendo un conjunto sin ideas ni juego asociado, dos marcas distintivas de la idea que propone el entrenador samario.

Fue de más a menos. Los primeros quince minutos encontraron a un Embajador mejor posicionado en cancha, con un Daniel Cataño conectado con el circuito e intentando ser opción creativa en mediocampo. Un centro que estuvo conformado con Pereira y Giraldo, que tuvo en el inicio a Mackalister Silva más adelantado y a una dupla de ataque titular con Castro y la joya Cortés.

El fuego de equipo se fue apagando con el correr de los minutos. Las ideas no llegaban y el juego vistoso del Embajador nunca apareció. Entre pelotazos y remates de larga distancia desviados fueron conformándose arrebatos hacia el área rival, que vieron en dos incursiones de Cortés y Castro, con ambos remates fuera de los tres palos, las situaciones de mayor peligro.

Los locales apostaron a una idea que complicó a Millos. Se plantaron en mediocampo, cedieron posesión y aguardaron su momento de cortar y salir a la contra para aprovechar los espacios. Las bandas de la visita fueron una tentación constante para el Trencito Azul, que vio en el costado de Bertel un punto clave para gestionar sus ataques.

Ataques que fueron combinados con balones aéreos, el segundo punto flojo en la noche para los bogotanos. Llinás y Vargas padecieron los centros cruzados de los ecuatorianos, que encontraron mediante esta vía su chance más clara de convertir el primer tanto. Por suerte para Gamero y compañía, el horizontal estuvo de su lado y amortiguó el cabezazo de Minda, que entró casi sin marca hacia el gol.

Giraldo no tuvo el peso necesario en la creación, se sintió superado en mediocampo y tuvo que recurrir a las coberturas de Pereira en ocasiones para recuperar el balón. Macka se posicionó lejos del arco y no pudo aportar situaciones claras de anotación o de pase-gol. Se acercó a la zona de centrales y mediocampistas de contención para intentar tomar la pelota y distribuir desde allí, aunque sin mayor efecto.

Castro luchó hasta el final. Peleó y buscó conectar en un mar de camisetas rivales. Se lo notó aislado, fuera del circuito y sin feeling con Cortés. Solamente tuvo una chance que terminó siendo desperdiciada.

En síntesis, los bogotanos sintieron el encuentro, la cancha pesada y la altura, tal como describió Gamero unos minutos más tarde en rueda de prensa. A su favor apenas suman dos encuentros oficiales disputados, lo que le deja un margen de mejor necesario para el duelo decisivo que se desarrollará con un Campín repleto de almas embajadoras que empujarán al equipo hacia el triunfo. El ciclo del samario Gamero está en un punto cúlmine, ese que tras tres años pide competir a buen nivel en copas internacionales y de por fin plasmar las ideas en resultados. Universidad Católica intentará detenerlo en lo que promete será un partido de alto vuelo.