Fluminense, el adversario de Boca Juniors en la final de la CONMEBOL Libertadores 2023, es uno de los 'cuatro grandes de Río de Janeiro', junto a Flamengo (su archirival), Botafogo y Vasco Da Gama. Fue el máximo ganador del Campeonato Carioca en el Siglo XX y sus vitrinas estás repletas de gloria en lo que al ámbito local refiere. Sin embargo, sobre el final del milenio pasado su historia tuvo una mancha indeleble.
Es que en 1997 descendió por primera vez y, tras una temporada en la Serie B, volvió a perder la categoría y terminó militando en la C.
Considerado el club de la elite en Río, tiene una importante hinchada que se ufana de ser la de mayor poder adquisitivo, en oposición a la de su clásico adversario, Flamengo, más vinculada a lo popular y las clases bajas.
En consonancia, desde 1906 hasta 2009 ganó 32 veces el Campeonato Carioca. Pero ese Siglo XX 'largo' y tan fructífero le dejó también su mayor dolor.
En 1996, sumido en una crisis futbolística e institucional, terminó en puestos de descenso, pero salvó la categoría por un escándalo que involucró a Corinthians y Atlético Paranaense y lo benefició, en una maniobra 'de escritorio' que dejó muchas dudas en el fútbol brasileño.
El alivio le duraría poco.
Porque en la temporada siguiente, la de 1997, terminó directamente último en la tabla y el temido descenso finalmente se consumó.
Más allá del mal momento que atravesaba el club en varios aspectos, todos esperaban que volviera rápidamente a Primera División. Sin embargo, como si fuera una catarata, los malos resultados se multiplicaron en la Serie B y, apenas un año después de su primera pérdida de categoría, volvió a descender y pasó a militar en la Serie C.
¿Un equipo de los denominados grandes en la Serie C? Sí. Duró solamente una temporada, pero quedó para siempre en la historia del fútbol brasileño.
En 1999, el Flu se coronó campeón de la C y ganó en cancha su ascenso a la B. Sin embargo, una nueva serie de extrañas maniobras -que incluyeron a varias otras instituciones, no solo al Tricolor- lo depositó de nuevo en Primera División, pese a no haber llegado a jugar en ese momento un solo partido en la B.
De allí en más, Fluminense comenzó un camino de reconstrucción que, si bien no estuvo exento de altibajos -en 2013 volvería a estar al borde de perder la categoría- le permitió consolidarse en la elite del fútbol brasileño, de la que nunca más volvió a bajar.
2023 ya es para el Flu una confirmación. Pero si el 4 de noviembre derrota a Boca, esta temporada se convertirá en una nueva marca indeleble para su historia, porque sus 'torcedores' lo verán por primera vez campeón de la Copa Libertadores.