Parece mentira. Después de la felicidad que provocó la goleada por 4-0, de despedir al equipo con aplausos, y quedarse cantando hasta la retirada, a los hinchas de Peñarol los invadió una pregunta final: ¿Alcanza?
¿Por qué Peñarol, que apabulló y dejó bien claro que es superior a su rival, tiene dudas? La respuesta es una sola: la altura. La Paz aún genera respeto. Los 3.600 metros sobre el nivel del mar donde se afrontará el juego revancha siguen siendo una complejidad, al grado tal de que, un equipo que ganó 4 a 0, no tiene el pasaporte sellado.
Peñarol sabe de estas historias. Tiene claro que tendrá que cerrar la llave de octavos de final de la CONMEBOL Libertadores ante The Strongest en condiciones que no son normales. En La Paz no se juega, se sufre.
“Va a ser distinto. Hay que respetar al rival porque es otro partido, con muchas dificultades. No hemos logrado nada y en el fútbol todo es posible”, expresó el técnico de Peñarol, Diego Aguirre.
Al tiempo que el entrenador del rival, Juan Rescalvo, también tiene claro el tema: “Ahora tenemos que hacer lo que parece improbable, tenemos que hacerlo posible en casa, con nuestra gente, con nuestro entorno, en nuestro contexto, intentar algo histórico”.
¿Por qué hay tanta cautela en Peñarol y muchos se retiraron del Campeón del Siglo preguntando si el 4-0 era suficiente?
Por los antecedentes. Peñarol no gana en La Paz, por la CONMEBOL Libertadores, desde 1989. En aquella oportunidad venció al mismo rival, The Strongest, por 2 a 1. De ahí en más perdió todos los partidos en la altura y en algunos de ellos fue goleado.
En esa misma edición de la Copa (1989), los aurinegros cayeron 0-3 contra Bolívar en la capital boliviana. En el 2003 recibió cinco goles del mismo rival.
En ese período de tiempo, Peñarol registra dos antecedentes más jugando a más de 3.600 metros sobre el nivel del mar en Bolivia. En 2002 se presentó en Potosí, donde fue goleado 6-1 por el Real Potosí, al tiempo que en 2019 jugó en Oruro donde perdió 3-a contra el San José.