Hace dos años que Juan Fernando Quintero se metió en la historia de River Plate con su gol a Boca Juniors en la final de la CONMEBOL Libertadores en Madrid. Lejos, en China, los hinchas lo siguen adorando.
Para el colombiano, HISTORIA. Así en mayúsculas. Para River Plate en cambio, imposible de resumir en una sola palabra. Ese zurdazo a los 109 minutos de tiempo extra aún resulta indescriptible por su significado.
Quintero cumplió el máximo deseo de todo riverplatense. Entró a los 58 minutos por el capitán Leonardo Ponzio, de flojo rendimiento y condicionado por una amarilla. Con sus pases filtrados jugando por la derecha con perfil cambiado le hizo daño a los xeneizes hasta que rompió el empate.
Lo consiguió en su tercer intento de media distancia en el estadio Santiago Bernabéu. Clavó la pelota en el ángulo tras un pase de Camilo Mayada. El mejor final para una cadena de toques con pelota al piso con la que mareó a Boca y que honró la tradición del club.
Dueño de la gloria, abrazó el trofeo de campeón arropado por la bandera de colombiana sobre la camiseta número ocho. Los hinchas lo disfrutaron 39 partidos pero bastó ese en Madrid para consagrarlo como ídolo.
Ahora está en China, para jugar con el Shenzhen. A la distancia los hinchas lo extrañan, lo celebran. Cada 9 de diciembre encuentran un motivo para recordar que fue uno de los suyos con ese golazo de campeón de América.