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Por algo nos gustan los Beatles

BUENOS AIRES -- Durante los primeros 22 días de esta Copa del Mundo, este blog que nació freak mutó para darle importancia sólo a los temas estrictamente futboleros. Porque sí, somos freaks, pero nuestra verdadera obsesión es el fútbol y durante un Mundial lo que pasa en las canchas sobrepasa cualquier otro tema periférico.

Sin embargo, este recreo de tres días sin actividad es una buena oportunidad para expandir la mirada un poco más allá, aunque sin apartarla de lo que se viene en las semifinales del Mundial.

Sin duda, las eliminaciones de Inglaterra, Brasil y Argentina representan tres de las más grandes sorpresas de este campeonato. Llegaron como los grandes favoritos al título y no pudieron alcanzar las semifinales. Las razones del fracaso de estas potencias son muchas y muy variadas. El bajo nivel de sus estrellas, el fixture inclemente, rivales en estado de gracia y falta de actitud son algunos de los motivos de estas derrotas sorprendentes.

Sin embargo, hay una circunstancia común que terminó de minar las posibilidades de estos gigantes: La presencia de Mick Jagger en los tres partidos en los que quedaron eliminados.

El cantante británico, líder del legendario grupo The Rolling Stones, se transformó en una especie de presencia indeseable para los hinchas en esta Copa del Mundo. Su primera "víctima" fue Estados Unidos, que perdió ante Ghana y se despidió del torneo con el gran Mick en la tribuna, junto a Bill Clinton.

Al día siguiente, no conforme con el resultado obtenido por su patria artística, quiso ir a alentar al equipo de su país, Inglaterra. Frente a Alemania, el Seleccionado de los Tres Leones recibió la peor derrota de su historia mundialista y le dijo adiós a la ilusión de volver a la gloria.

Le llegó el turno a Brasil, donde nació uno de sus hijos. El Scratch fue uno de los mejores equipos de la primera parte del torneo y había hecho un primer tiempo perfecto contra Holanda, sin embargo, la energía del artista inglés es muy fuerte y puede terminar con cualquier racha. En el complemento, la Naranja lo dio vuelta y le ganó 2-1, la primera caída de la Verdeamarelha fuera de Europa desde 1950.

Tres de tres. La eficacia de la mala suerte emanada por el aura de Mick era indiscutible. Aquellos que no creen en supersticiones y sólo eligen mirar la realidad debieron rendirse ante los hechos. Pero si necesitaban una prueba más, la Piedra rodante dio un último golpe.

Sin motivos conocidos, Jagger eligió a Argentina como su siguiente equipo. Sí, tocó varias veces en el estadio de River Plate y es conocido el enorme número de fanáticos de la banda que hay en Buenos Aires. Sin embargo, no había lazos palpables entre el músico británico y la Celeste y blanca. Pero el autor de Satisfaction elogió el poder ofensivo del equipo de Maradona y luego fue a Ciudad del Cabo para disfrutar del juego de Messi, Tevez e Higuain.

Sin embargo, debió conformarse con ver a Schweinsteiger, Podolski, Klose y Ozil, porque Alemania vapuleó a su nuevo equipo favorito y se clasificó semifinalista. Sí, hubo un cuarto Seleccionado al que Jagger pintó de negro. Y esta vez, para mí, fue demasiado lejos.

No me gusta hablar de gustos personales porque no creo que sean del interés del lector, pero esta vez me siento casi obligado. Soy un eterno admirador de otro grupo británico, que poco tiene que ver con el visitante menos querido hoy en Sudáfrica.

Estos cuatro genios tocaron juntos durante menos de diez años, pero eso les sobró para ser considerados un ícono de la cultura popular. No necesitaron de más de cuatro décadas de shows y giras para cambiar la música para siempre. Nacieron casi al mismo tiempo que los Stones, pero siempre estuvo muy clara la diferencia de calidad entre unos y otros.

The Beatles. Ellos sí que trajeron, traen y traerán buena suerte. Lástima que Paul o Ringo no viajaron a Sudáfrica. Su sola presencia hubiera sido un estímulo para quienes fueran sus admirados futbolistas. Amo a los Beatles por su música y por su genialidad, pero a partir de este Mundial tengo una razón más.