BUENOS AIRES -- ¿Sirve el punto? Esa es la pregunta que todos los hinchas de Huracán se hicieron en la noche del miércoles, apenas terminó la primera final de la Copa Sudamericana.
El 0-0 ante Independiente Santa Fe, de local, dejó un sabor amargo para el público del Globo. Claro, en casa, la premisa siempre es ganar. Dentro de una semana habrá que ir a jugar a El Campín de Bogotá, que con sus 2.600 metros de altura siempre se presenta como un escenario difícil.
Pero, se sabe, estos partidos de 180 minutos son muchas veces impredecibles. La serie está igualada y abierta. Y en los últimos tiempos, sobran casos donde los visitantes juegan relajados y los locales se sienten intimidados ante la presión de su gente.
Tribunas repletas y clima de fiesta hubo en el Tomás Adolfo Ducó. La noche invitaba a disfrutar del fútbol y más todavía de una final, la primera que Huracán jugaba en el ámbito internacional en toda su historia.
El partido no brilló por el juego, pero fue emotivo, y aunque no sobraron las situaciones de gol, el clima tenso, típico de una final, merodeó siempre en el estadio.
Huracán comenzó mejor: manejando la pelota y presionando arriba a un rival que necesitó de varios minutos para acomodarse en el campo de juego.
Con Vismara recuperando, con Toranzo y Montenegro manejando la pelota y con Abila siempre como una amenaza latente, el Globo fue superior en el primer cuarto de juego, aunque no pudo generar demasiado peligro sobre el arco de Zapata.
Cuando el conjunto de Pelusso se acomodó, y le quitó la pelota al local, las cosas cambiaron. Independiente Santa Fe, de la mano de Seijas, empezó a poner en apuros a Marcos Díaz: la más clara fue un tremendo cabezazo de Angulo que dio en el travesaño.
Del otro lado, Huracán recién tuvo la chance de anotar sobre el cierre de la primera mitad, con un remate de Abila casi al borde del área chica que se fue por arriba.
Justamente, Wanchope fue el que tuvo en sus pies la victoria: tres situaciones claras, en las que le faltó justeza para definir y que pudieron haber cambiado el partido.
Los colombianos apostaron al nerviosismo local y contaron con espacios para buscar el triunfo. Pero al igual que el Globo, tampoco estuvieron finos a la hora de la definición.
La llave sigue abierta. Los de Parque Patricios demostraron en esta Copa que no les sienta mal jugar lejos de casa: en el debut, golearon 5 a 2 a Tigre, y en semis le ganaron a River en el Monumental.
Los de Domínguez apostarán a la receta que les viene resultando cuando no juegan en el Ducó: rápida recuperación de la pelota para habilitar al goleador Abila, que pasa por un gran momento personal.
Santa Fe, por su parte, buscará aprovechar la localía y podría contar con más minutos de Omar Pérez, el argentino que es figura del equipo y que en Parque Patricios sólo jugó unos minutos.
En un duelo parejo de equipos que buscan su primera conquista continental, el que tenga más temple y maneje mejor las presiones se quedará con esta edición de la Copa Sudamericana.