El destino tiene cosas inexplicables. Valentín Rodríguez miraba el partido desde el costado de la cancha con los nervios a flor de piel. Probablemente soñaba con entrar al clásico de la Copa Sudamericana ante Nacional. Pero en su fuero más íntimo sabía que la tenía complicada. El equipo aurinegro ganaba 1 a 0 y se mostraba compacto.
Pero, a poco del final, ocurrió lo inesperado. El técnico Mauricio Larriera lo mandó a la cancha. Y su debut quedó marcado a fuego, como el de otros grandes que vistieron la camiseta de Peñarol.
Allá por la década del 70, Ruben Walter Paz miraba todo con los ojos bien grandes. Si bien llevaba un tiempo en la capital y había defendido a la selección juvenil en el campeonato Sudamericano, no había jugado un clásico.
Y el día de su debut no lo olvida más, como lo rememoró en una nota con El Observador en mayo de 2015: “El primer partido lo viví con mucha intensidad. No era para menos. Significó el debut y estaba nervioso. Pero lo bueno era que teníamos la confianza de los entrenadores y de gente grande que estaba en el plantel. Ya llevábamos casi un año en Montevideo y si bien habíamos jugado el Sudamericano juvenil, nunca nos había tocado sentir la intensidad de un clásico. Y ganamos 1-0 con un gol mío”.
En la década del 90, Peñarol estaba desesperado por terminar con la mala racha ante su tradicional rival. El clásico del Uruguayo de 1993 se jugó a estadio colmado tras venderse 30.161 localidades.
Para todo Peñarol ese partido tuvo connotaciones muy particulares, pero para Bengoechea un significado muy especial. El 10 había firmado contrato por tres meses, y se enfrentó al penal que significó un punto de quiebre en su carrera y un vínculo con Peñarol que se marcó a fuego.
“Estaba designado para rematar”, recordó Pablo en el libro Quinquenio sobre aquel debut clásico.
“Casi nadie quiere patear un penal pero hay uno que tiene que hacerlo, y el técnico me nombra y era el elegido. Hay penales donde uno se juega muchas cosas y particularmente ese día yo me jugaba la continuidad. Si me dan a elegir digo que es riesgoso patear penales porque casi todos te dicen lo tenés que hacer, y si lo hacés se subestima porque fue un gol de penal. Pero si lo errás, el fallo adquiere una magnitud tremenda”, rememoró.
La pelota terminó en el fondo de la red, Peñarol ganó y Pablo empezó a escribir su leyenda en el club.
La noche del 15 de julio de 2021 quedará para siempre registrada en la memoria de Valentín Rodríguez, un juvenil que como Ruben Paz allá por 1979, inicia su carrera.
El destino lo puso en el lugar menos esperado. Tomó una pelota por izquierda y encaró dejando rivales por el camino. Y de pronto, quedó de cara con el golero. No falló. Al igual que Paz y Bengoechea, Valentín comienza a escribir su propia historia con la camiseta de Peñarol.