Agustín Canobbio fue una de las figuras en los dos partidos que Peñarol jugó ante Nacional por octavos de final de la CONMEBOL Sudamericana. El volante, que tiene una historia ligada al Carbonero, fue clave en la clasificación e incluso marcó un gol en el triunfo de la ida.
Agustín esperaba ansioso que se abriera la puerta del camarín. Eran tiempos de partidos en el Centenario. Y ahí, cuando emergían aquellas figuras que les resultaban inalcanzables a los niños, Agustín tenía identificado al jugador con el que quería entrar a la cancha. Es así que, cuando aparecía el Tony Pacheco, aquel niño de pelo revuelto, le tomaba la mano y marchaba orgulloso al campo de juego.
“Mi ídolo era el Tony (Pacheco), hasta el día de hoy tengo contacto con él, porque siempre me da consejos”, reveló Canobbio escasas horas después de firmar contrato con el club de sus amores, en dialogo con el programa Tirando Paredes de AM 1010.
Canobbio realizó las formativas en Fénix y en el segundo semestre de 2016, no dudaron en llamarlo para entrenar en Primera. Tenía 17 años cuando el recientemente fallecido Rosario Martínez, lo hizo debutar en el primer equipo albivioleta. Fue en Capurro, partido que Fénix perdió 0-1 ante Cerro.
Fue entonces cuando cumplió el sueño del pibe: el pase a Peñarol. Un hecho sumamente comentado por el pasado tricolor de su papá Osvaldo.“Mi abuelo de parte de mi madre era hincha de Peñarol, igual que mi abuela, que cuando la llamé anoche para darle la noticia de que iba a jugar en Peñarol se puso a llorar. Ellos me tiraron para esta camiseta”, expresó el jugador después de fichar por los aurinegros.
Y la vuelta le tenía deparada una sorpresa: dos clásicos por la Copa Sudamericana. Ganar o morir en el buen sentido de la palabra. En el primer partido Agustín fue figura y abrió el camino de la victoria en el Parque Central. Su gestión quedó opacada por el golazo del pibe Valentín Rodríguez.