Con 33 años, el lateral es uno de los jugadores con mejor despliegue físico del conjunto morado que dirige Jeaustin Campos
Ricardo Blanco tiene muy claro el rol que ejerce dentro del Deportivo Saprissa. Sabe que no es un jugador vistoso de esos que se quitan a dos jugadores y dan un pase elegante de gol, incluso reconoce que al no ser un jugador de talento nato debe de destacar y trabajar el doble por poder rendir al nivel del Deportivo Saprissa y lo cumple a cabalidad.
Formado en las divisiones menores del conjunto morado, Ricardo Blanco logró debutar en 2009, sin embargo en aquel momento no tuvo las condiciones para seguir siendo morado y tuvo que buscar nuevos horizontes por Belén, Herediano y Cartaginés hasta que en 2018 volvió a recibir la oportunidad en el equipo que lo vio nacer.
El tren pasó dos veces para el defensa derecho morado que en esta ocasión se subió y defendió su puesto a capa y espada con duro trabajo. Con un buen rendimiento se ganó la titularidad e incluso el llamado a la selección nacional donde está actualmente empujando por un campo en Qatar 2022, lo que sería un gran paso para el zaguero que recientemente cumplió 33 años.
Jugando por derecha e incluso por izquierda, Ricardo Blanco se ha convertido en una garantía en el Saprissa y clave de ese éxito es su óptimo estado físico que tiene y prueba de ello es que es de los jugadores que resulta mejor en todas las pruebas resistencia y de exigencia en los entrenamientos.
“Es mi machete (su cuerpo), no soy un jugador técnico, me caracteriza la garra, luchar y recuperar balones. Yo me pongo el overol y es una de mis cualidades, la tengo que fortalecer, me cuido al máximo, el trabajo invisible lo trato de hacer y es mi función”, dijo Blanco.
Criado en la comunidad de Poasito en Alajuela, Blanco tiene muy presente que los hábitos saludables impulsan al futbolista y agradece a su papá José Antonio Mora, quien le mucha disciplina para cumplir sus anhelos, incluso recuerda que él lo hacía ir a correr en las montañas cercanas al Volcán Poás para trabajar en su resistencia aeróbica.
“Es un hábito (cuidarse), siempre mi papá me inculcó eso, desde pequeño me mandaba a correr a las montañas del Poás y que si quería llegar a hacer algo tenía que sacrificarme y hoy hago cosas iguales”, añadió.
Incluso aseguró que todavía a su edad en algunos momentos toma sus tenis y se va a correr por esas mismas montañas que recorrió de niño para seguir trabajando en su condición física. “No me tomo un día libre, siempre trato de prepararme y cuidar mi alimentación”, añadió.
Su motivación con Saprissa es volver a ver su equipo solvente peleando por la copa de campeón y en la selección nacional es volver a ganarse el puesto que perdió por culpa de las lesiones, no obstante, lo primero es su equipo y no le importa si jugar por el otro costado al que normalmente juega le cueste puntos con respecto a otros laterales que sí están jugando en su posición natural.
“Yo le debo un salario a este equipo y primero es la institución, si las cosas están para mí, estarán para mí”, sentenció.