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De sembrar tomates y ordeñar vacas a ser goleador en Costa Rica

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VIDEO: Entre los tomates y el ganado creció el defensa goleador de Costa Rica (1:04)

Keilor Soto es un nombre conocido en la Primera División tica, pero ¿cómo fue la infancia del ex defensor del Saprissa y Herediano? (1:04)

Keilor Soto es uno de los mejores defensores en el fútbol costarricense, quien a sus 35 años contabiliza más de 525 partidos en Primera División y ha pasado a la historia gracias a su habilidad para concretar anotaciones, el cual registra más de 85 dianas, a pesar de su posición.

Recientemente fichó con AD San Carlos, equipo que lo vio crecer futbolísticamente, pero en su hoja de vida hay escritos nombres de grandes clubes ticos, como Saprissa, Herediano y Pérez Zeledón, y tiene experiencia como legionario tras jugar en Guatemala.

En entrevista con ESPN Digital, confesó que su padre, don Carlos Soto, se convirtió en ese bastión que le ayudó a lo largo de su envidiable trayectoria, quien lo aconsejó y le enseñó el valor del trabajo, pero si hay un recuerdo imborrable de su retina, fue ver la ilusión de su familia cuando estampó su firma con Saprissa.

“La etapa que más disfruté fue en Saprissa, pese a que fue corta. Por razones de querer cumplir mi sueño de ser legionario tuve que dejar el club. Creo que fue la mejor etapa para mí y mi familia porque la mayoría de ellos son saprissistas. Papi soñaba con eso y tras de eso quedé campeón. Fue una gran experiencia, pero todas han sido importantes”; comentó Soto.

Creció en Los Chiles, San Carlos, cerca de una cancha de fútbol en donde pasaba largos ratos con sus amigos y ese ADN futbolístico se debe a su papá que “era defensa, le gustaba mucho jugar en esa posición, estuvo en segunda división con San Carlos y, a partir de eso, a mí me llamó la atención. Pero también tenía como referentes a Reynaldo Parks y Mauricio Wright, por sus liderazgos y estilos”.

Para Keilor Soto, su papá es aquel héroe que le enseñó a valorar el trabajo y luchar por sus objetivos. Lo describe como un hombre capaz que, por medio de su esfuerzo, dejó una semilla en su corazón que hasta el día de hoy no para de crecer.

“Mi papá cortaba montañas y talaba árboles. Cuando comencé a crecer ya tenía su finca, se hizo ganadero y me tocó hacer de todo: ordeñar, apartar el ganado, sembrar, recoger tomates, yuca, tiquizque y todo eso. Creo que fue una bonita experiencia porque me hizo valorar el trabajo”; dijo Soto a ESPN Digital.

Aunado a ello, Soto no olvida los momentos cuando afrontó las etapas en la escuela y secundaria, pues fueron muy diferentes y llenas de grandes partidos en los recesos con sus compañeros.

“Iba a una escuela muy humilde, había un aula y una sola maestra en mi grado, solo éramos tres compañeros. Recuerdo que, durante las mañanas, iban los que estaban en primero, segundo y tercero; cuarto, quinto y sexto durante las tardes. Me tocó ese proceso. A veces estudiaba en los árboles y todo eso fue muy lindo”; apuntó.

En cuanto a temas futbolísticos, indicó que “no me ha pasado por la mente retirarme, jugaré hasta donde Dios quiere y me sienta bien. Tengo metas, quiero retirarme con más títulos y haciendo más historia. La única ‘espinita’ que tengo es no ir al mundial, espero hacerlo como jugador o en un futuro como entrenador”.

Finalmente, Keilor Soto sostiene que la clave para tener ese buen rendimiento se debe gracias a valorar el trabajo y el fútbol, dedico mucho tiempo a esto, me cuido bastante, mi familia es fundamental, hago cosas extra futbolísticas como ir al gimnasio, descanso, no soy de fiestas y eso me ha ayudado a mantenerme”.