El expresidente de Santa Tecla recordó el paso de Sebatián Abreu por el club, cómo ayudó a la institución y dificultades por las que atravesó
En 2016, El Salvador vivió uno de los años más violentos de su historia, sin embargo, en Santa Tecla, una de sus ciudades, la alegría por tener a Sebastián Abreu entre las filas del equipo de futbol local era mayúscula. No creían tener el icónico cobrador del penal a lo ‘Panenka’ en el Mundial de Sudáfrica 2010.
Pese a todo, la M13, una de las pandillas más violentas del país, no estuvo de acuerdo en la llegada del ‘Loco’. Con amenazas, buscaron evitar que el delantero uruguayo portara el número que le daba nombre a la pandilla.
“Aquí hay un problema de pandillas y él como usaba el número 13, hay una pandilla que usa ese número y nombre ‘Pandilla 13’. Lo amenazaron, le hablaron para decirle que el '13' era sagrado. Me llamó y me dijo que lo amenazaron”, compartió Guillermo Figueroa, expresidente de Santa Tecla, a ESPN Digital.
“Hablamos con dos o tres uruguayos que se quedaron en El Salvador y le dije, mira Sebastián, como todo país hay lugares feos y malos, si te expones puedes llegar a esos lugares, el país tiene problemas, pero puedes vivir y trabajar. Eso estuvo difícil, pero honró el contrato y vino. De aquí se fue enamoradísimo”, recordó.
Abreu llegó, por primera vez, en 2016 a El Salvador. Ese momento lo vivió solo como jugador y se encargó de darle al equipo el campeonato del torneo local, además que fue máximo goleador. Su llegada marcó un antes y un después en la historia del club.
“El futbol en El Salvador nos falta bastante y detalles como la fruta, tener agua caliente en vestuarios, porque solo había agua fría, y eran cosas pequeñas que vienen a cambiar la idea del profesionalismo. Él dejó cosas que nos ayudaron a crecer como institución, dejó escuela con los niños porque tiene la facilidad de ser querido”, agregó.
“Nosotros no dábamos fruta todo el tiempo. Nosotros empezamos a dar el desayuno con Sebastián y nos dijo que era importante que el desayuno y el almuerzo se diera en el club para llevar el control de los muchachos. No lo dábamos por infraestructura y economía, pero montamos todo y eso empezó con Sebastián. Había jóvenes mal nutridos y metimos una nutrióloga que recomendó Sebastián. Fue un antes y un después”, dijo Figueroa.
De jugador a técnico
Abreu se fue de Santa Tecla el mismo 2016 como campeón, pero regresó tres años después para ser técnico del equipo, la primera aventura al frente de un banquillo en su carrera. Ésta fue una situación que desde El Salvador nunca imaginaron.
“Sebastián se entera que se va nuestro técnico. Me llama y me dice que es el momento de debutar como técnico. Como jugador no pudo porque se cerraron inscripciones y no pudimos inscribirlo. Yo le dije que la puerta estaba abierta. Fue de un día para otro. Lo económico ni lo tocamos porque él quería ser técnico”, compartió Figueroa.
“Sacó el juego para ir a la final y fuimos a la final y la ganó. Entrenaba con los jugadores, dirigía y decía lo que había que hacer y entrenaba con los jóvenes. Dijo que Óscar Washington Tabárez le dijo que no veía bien que estuviera como jugador y entrenador, pero es que no se podía salir del campo (risas)”.
Pese a ser técnico, el ‘Loco’ se metía con los jugadores al campo para las prácticas y en una ocasión, un juvenil le quiso hacer un ‘túnel’, situación que Abreu reprendió por su edad, ya que les enseñó a respetar a los jugadores mayores.
“Un jovencito que teníamos le quiso hacer un túnel en un entrenamiento y los paró y les dijo, tienen que respetar a los mayores. Antes se les imponía respeto con golpes o una patada. Esa no es mi manera, pero el respeto por mi edad, ustedes tienen que aprender de mí, no quererme hacer ver mal. Ahí puso su respeto. Había jugadas fuertes, pero nunca con mala leche”, concluyó.