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La ucronía del Clásico: Di Stéfano, azulgrana

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El Clásico y sus mejores momentos: Xavi conduce al Barcelona (1:45)

En la temporada 2010-11, el actual entrenador del Barcelona fue genio y figura en la goleada 5 a 0 que le propinaron al Real Madrid en el Camp Nou. (1:45)

BARCELONA -- Alfredo Di Stéfano, futbolista argentino que provocó una de las polémicas de mayor calado en la historia de Barcelona y Real Madrid, fichó por el club merengue en septiembre de 1953 después de que el Barça rechazase el dictamen de la Federación Española de Futbol, bajo el beneplácito de la FIFA, que estableció que jugase durante dos temporadas en cada club.

El club catalán concretó su fichaje con River Plate, poseedor de sus derechos, mientras el Real Madrid, temeroso de la dupla que podía formar con Kubala, negoció el traspaso con Millonarios, club en el que actuaba el futbolista en calidad de cedido.

El suceso se conoce sobradamente. Di Stéfano acabó en Chamartín por cuanto el Barça no quiso pagar ninguna compensación al Millonarios de Bogotá y su desembarco en Madrid provocó un cambio de mando, absoluto, en el futbol español. Pero... ¿Qué habría ocurrido si el crack argentino se hubiera quedado en Barcelona?

Esta es una historia ficticia, a partir de julio de 1953, cuando el propio Di Stéfano, ya amigo personal de Kubala, instalado en un piso de alquiler en Barcelona y que había incluso jugado un partido amistoso con la camiseta azulgrana, declaró abiertamente su deseo de ser barcelonista. Y acaba diez años más tarde, en 1963 cuando al acabar la temporada el argentino abandona, como una leyenda, el Camp Nou.

LA UCRONÍA

"Yo he venido a España para jugar en el Barcelona”, proclamó Alfredo Di Stéfano el 24 de julio de 1953 al diario Marca. La FIFA, después del acuerdo entre Barça y River Plate había facilitado un transfer provisional al club azulgrana y el Real Madrid, que tenía en su poder un contrato firmado con Millonarios, adujo una duplicidad para frenar el fichaje.

En una decisión cuestionable pero dirigida a evitar más conflictos, la FIFA aceptó la exigencia de Millonarios, con quien mantenía contrato de cesión hasta 1954 Di Stéfano, de cobrar una compensación de 4 millones de dólares que el Barcelona, muy a su pesar y convencido por su secretario técnico (y gran valedor personal del jugador) Josep Samitier, acordó desembolsar, lo que dejó sin validez lo firmado por el Real Madrid y motivó, el tres de agosto de 1953, el fichaje oficial del argentino por el club azulgrana.

Di Stéfano firmó un contrato de cinco temporadas y debutó oficialmente con motivo del inicio de la Liga, el 13 de septiembre de 1953 en Atotxa y frente a la Real Sociedad. Formó en la delantera junto a Basora, Manchón, Kubala y Moreno y el Barcelona arrasó al conjunto vasco por 0-5, anotando un doblete el argentino y otro Kubala, en la que fue su primera gran exhibición conjunta.

Campeón de Liga, Copa y Supercopa los dos años precedentes, el Barcelona dominó el campeonato de Liga de aquella temporada con una suficiencia indiscutible. Solo perdió cuatro partidos (entre ellos el Clásico de Chamartín por 3-2) y, empatando otros seis, se proclamó campeón con cinco jornadas de antelación, sumando 44 puntos, 9 más que el Valencia y marcando la friolera de 94 goles, record absoluto en la historia del torneo.

El argentino, que no jugó la Copa (que el Barça no conquistó), se alineó en 28 partidos de Liga anotando 27 goles y el tercer título de Liga consecutivo del club azulgrana ya dio a pensar en lo que se avecinaba en el futuro inmediato. Hasta 1963 el Barcelona ganó otros seis trofeos ligueros, repartiéndose los otros tres el Athletic de Bilbao (1956), el Real Madrid (1961, en el que era el tercero de su historia y primero desde 1933) y Espanyol (1963)

En esas diez temporadas Di Stéfano acumuló 265 partidos de Liga y marcó 237 goles, convertido en el gran astro del club en compañía de su inseparable Kubala, quien enfrentado con la directiva azulgrana abandonó el club en 1962 para jugar en el Espanyol.

LA GRANDEZA

Hasta entonces, sin embargo, el crecimiento del Barcelona en todos los aspectos fue monumental. En el invierno de 1954 el club adquirió unos terrenos para construir un nuevo estadio con el que sustituir el viejo y pequeño Les Corts, cuyas 54 mil localidades eran desbordadas a cada partido por los fanáticos.

En septiembre de 1957, habiendo ganado el Barça cinco títulos de Liga, tres de Copa y la primera edición de la Copa de Europa desde 1950, el club inauguró el flamante Camp Nou, con capacidad para 85 mil espectadores y considerado en su momento el estadio más moderno del continente.

Los fichajes de los húngaros Czibor y Kocsis y del paraguayo Eulogio Martínez se sumaron a una plantilla soberbia en la que Luis Suárez se había convertido en un mediocampista de excepción y la defensa, por delante del magnífico Ramallets, era inexpugnable con la pareja Gracia-Olivella.

Ello provocó que la dictadura futbolística del Barcelona traspasara fronteras y a su dominio en el fútbol español le sumase la Copa de Europa de 1957, 1958, 1959, 1961 y 1962, para sumar seis de los siete primeros trofeos del gran torneo continental.

EL FINAL

En el verano de 1962, a los 35 años, Kubala comprobó, sorprendido, como el club decidía no renovarle por las cantidades que exigía y, desairado, se marchó al gran rival ciudadano, el Espanyol, mientras Di Stéfano, al que le quedaba una temporada de contrato, permaneció en el Barça junto a Luis Suárez.

El equipo azulgrana quedó segundo en la Liga en el curso 1962-63, por detrás del Atlético de Madrid, fue eliminado en las semifinales de la Copa por el Espanyol de Kubala (a la postre campeón) y cayó en los cuartos de final de la Copa de Europa a manos del Benfica, cerrando por primera vez desde 1947 una temporada sin títulos, lo que provocó, en un club acostumbrado a ganar, una fuerte tormenta en el seno de la entidad y motivó que Di Stéfano, cercano a cumplir los 37 años, no fuera renovado a pesar de las protestas de muchos aficionados.

Aquello fue el final de una era grandiosa en el Camp Nou porque además de la marcha de la Saeta Rubia (que se sumó a Kubala en el Espanyol y ganó la Liga al curso siguiente para retirarse ambos en 1965), Luis Suárez fue traspasado a un Inter de Milán que perseguía su fichaje desde tres años antes.

Pero el legado de Di Stéfano en el Barça quedó para siempre marcado con letras de oro. En sus diez temporadas de azulgrana el argentino disputó 382 partidos oficiales y marcó 335 goles, convirtiéndose en el máximo anotador histórico del club hasta que más de medio siglo después fuera superado por Lionel Messi.

Su estadística personal fue tan soberbia como la colección de títulos que conquistó el Barcelona con él en sus filas: siete títulos de Liga, seis Copas de Europa, cinco Copas de España y dos Copas de Ferias en diez temporadas que convirtieron al club azulgrana en la referencia indiscutible a nivel mundial.