BARCELONA -- Considerado el mejor futbolista de su época, a la altura de los más grandes de toda la historia y para no pocos hinchas veteranos todavía el número uno del fútbol mundial, Alfredo Di Stefano protagonizó en el verano de 1953 el fichaje más polémico que haya existido nunca en España. Y que motivó que las relaciones entre Real Madrid y Barcelona, que ya por la época estaban enrarecidas, se rompieran.
Josep Samitier, director deportivo del Barcelona, acudió a Chamartín, el estadio del Real Madrid, en marzo de 1952 avisado por un conocido colombiano para que fuera a ver a Alfredo Di Stefano. Kubala, la gran estrella del club azulgrana, padecía una tuberculosis y la exhibición del argentino ante el Madrid motivó que Samitier aconsejara comenzar a trabajar en su fichaje, que no se contemplaba sencillo por cuanto su equipo, Millonarios de Bogotá, le tenía cedido por River Plate.
El Barça, en el verano de 1953, acordó su contratación con River Plate, poseedor de sus derechos, mientras el Real Madrid, temeroso de la dupla que se avecinaba con Kubala, negoció el traspaso con Millonarios. Di Stefano aceptó su fichaje por el Barça y llegó a jugar un partido amistoso junto al húngaro, en el que el equipo azulgrana goleó por 6-2.
Sin embargo, cuando todo hacía pensar que el Real Madrid no podría bloquear su fichaje, que incluso había sido ya aprobado por la FIFA, la Federación Española de Fútbol, presionada por Santiago Bernabéu, negó la inscripción del jugador en el Barcelona argumentando que había una duplicidad de contratos.
"Yo he venido a España para jugar en el Barcelona", proclamó el mismo Di Stefano en unas declaraciones al diario Marca el 24 de julio de 1953. Pero al cabo de unas semanas la situación se truncó, por cuanto el club catalán, con el transfer de la FIFA, no quiso pagar ninguna compensación a Millonarios.
El entuerto provocó que en una decisión tan salomónica como imprevisible, la Federación decidiera el 15 de septiembre que el futbolista jugase dos años en el Barça y otros dos en el Real Madrid, a lo que el Barça se negó en redondo mientras en un intento desesperado por mantener el control intentaba cederle una temporada al Torino italiano.
El caso provocó primero la dimisión en pleno de la directiva del club catalán como protesta y degeneró en que la comisión gestora, que se hizo cargo de su dirección, renunciara a todos los derechos sobre Di Stefano en favor del Real Madrid, mostrando su rechazo por la forma en que la Federación y el propio club merengue habían llevado el tema.
Bernabéu, en una jugada supersónica, se reunió entonces con el futbolista argentino, quien había amenazado con volver a su país, y le convenció para contratarle en firme. Y Di Stefano debutó con el Real Madrid el 23 de septiembre en un amistoso frente al Nancy-Lorraine francés.
Para la inmensa mayoría de historiadores, aquel caso cambió la historia en el fútbol español. El Barcelona siempre mantuvo, y mantiene, que el gobierno de Franco intervino directamente para evitar un fichaje que habría convertido al club catalán en el más poderoso del continente… Y el Madrid vivió su primera época dorada.
En el Barça nadie olvida aquel suceso.