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Las dos caras de Rodrigo de Paul: Campeón del Mundo con Argentina y suplente en el Atlético de Madrid

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Rodrigo De Paul, clave para el título de Argentina en Qatar, y casi sin minutos con el Cholo (1:05)

El volante fue uno de los pilares para la tercera estrella mundialista de Argentina. En Atlético de Madrid suma 13 partidos en LaLiga y un gol (vs. Celta, en la jornada 5). (1:05)

MADRID -- Cuando en en el mes de julio de 2021 el Atlético de Madrid pagó 35 millones al Udinese por Rodrigo de Paul se abrió una ola de optimismo generalizado en Madrid. Por entonces, el centrocampista era una de las joyas más accesibles del mercado y el Atleti se avanzó a otros grandes equipos en su contratación. Se trataba de un medio con fuerza, sacrificio y calidad que, para muchos de los que rodeaban al Cholo Simeone, venía como anillo al dedo a la medular colchonera.

Las últimas dos temporadas del argentino habían sido muy buenas. También es cierto que, dirán los críticos, ambas fueron en la no tan brillante Serie A italiana, pero ahí están sus datos de rendimiento y el interés de muchos conjuntos de la élite europea. De Paul era una de las mejores opciones a todos los niveles.

Sin embargo, su aterrizaje en el Metropolitano no ha sido el esperado. De Paul, que cumple su segunda temporada en el club, ha enlazado buenas actuaciones con otras muchas que han desencantado a un público que esperaba algo más del jugador. Y esto no es del todo malo porque su llegada ha coincidido con el peor momento de la era Simeone, por lo cual nadie puede culpar al argentino del rendimiento del equipo: es cosa de todos.

De Paul ha tenido un par de salidas extradeportivas que no han sentado bien en el club ni, mucho menos, en la afición. Primero, cuando, debido una enfermedad de un familiar, tuvo que desplazarse hasta Argentina sin avisar de que haría escala en Miami y se le vio en una fiesta allá por el mes de octubre. Y segundo, cuando se le pilló en los stories de Instagram de la cantante Nati Peluso, hará unas tres de semanas, a altas horas de la noche cantando en un karaoke cuando todavía está lesionado.

A De Paul nadie le puede decir nada sobre sus hábitos fuera del campo ya que es lo suficientemente mayor como para saber qué tiene que hacer alguien de su nivel. Faltaría más. Ya tiene 28 años y se le supone lo suficientemente adulto. Y ojo, que puede tener fallos, como todos, pero el tema que más preocupa en el club es su rendimiento en el campo.

Tras una temporada y media defendiendo los colores del Atleti, el ex de Racing de Avellaneda sigue sin acoplarse al sistema del Cholo. Cuentan desde el club que “cuesta mucho” adaptarse al esquema de Simeone para los que vienen de fuera, pero después de tanto tiempo es algo que preocupa. De Paul está llamado a ser el mismo De Paul que juega con Argentina, pero el rendimiento dista un mundo y nadie sabe por qué.

Por falta de oportunidades no será. Sólo en La Liga, Simeone le dio 36 partidos en su primer año y, en la presente temporada, lleva 13 encuentros disputados. Confianza por parte del Cholo hay. Es más, en su primer año, según fuentes del club, “empezó muy bien aunque se disipó a mitad de temporada por problemas diversos”. Las mismas fuentes admiten que, aún así, De Paul fue “clave” en el último tramo de campaña para que los colchoneros asegurasen la clasificación a la Champions League.

Esa es la causa de que, todavía a día de hoy, tanto Simeone como la propia dirección deportiva sigan confiando en que De Paul explote. Con sus luces y sombras, es un jugador que está más tranquilo, a quien las redes sociales le jugaron una mala pasada por varios errores propios y que tiene en mente triunfar con el Atleti cada día. ¿Tiene que mejorar? Obvio. Más que nada porque ahora tiene la tarea más complicada de todas: convencer a la afición de que los pitos recibidos en el partido contra el Valladolid serán el preámbulo de aplausos para conseguir la redención de una grada que acaba perdonando, pero que exige un mejor rendimiento a cambio.

De Paul tiene deberes por delante. Nadie duda de él, a pesar de que lo demostrado hasta la fecha no es del todo halagüeño. Por el bien del equipo y de él mismo, su mejor versión tiene que verse en los próximos meses. Cualidades tiene de sobra, pero está por ver si sólo las disfrutaremos cada vez que juegue con Argentina o cada semana en el Atleti. De él depende.