El protagonista del Clásico no es otro que Jude Bellingham, quien destacó en el momento preciso.
BARCELONA -- Jude Bellingham se estrenó en un Clásico apuntando su nombre con mayúsculas para la historia y las estadísticas. Anotó un doblete que fue determinante para explicar la victoria del Real Madrid en un partido, global, en el que no fue todo lo protagonista que se habría esperado.
Anulado y aburrido en la primera mitad, superado por la tensión de Gavi, no pudo dar continuidad al juego de ataque de su equipo y tras el descanso le costó también entrar en juego... Hasta que soltó un obús tan perfecto como inesperado y le devolvió la vida a un Madrid que ya había recuperado sensaciones y pasaba de dominado a dominador.
Su gol, en tiempo añadido, descubrió la denuncia de Xavi tras el partido del Shakhtar Donetsk: Las desconexiones y errores puntuales le pasan demasiada factura al Barcelona. Y si contra el equipo ucraniano eso no se pagó... Tener delante a Bellingham es otra cosa.
XAVI
El entrenador del Barça jugó al gato y el ratón con la convocatoria, con la alineación, con todo y hasta última hora... Y acabó resolviendo lo más normal pero, a la vez, dando una vuelta de tuerca a su once inicial que durante buena parte del partido debió considerarse un acierto.
Ronald Araújo volvió al lateral para aburrir a Vinícius Júnior y João Cancelo avanzó su posición, en una suerte de extremo/interior que dejó fuera del once a Oriol Romeu y le dio al Barça tanta intensidad como calidad en el centro del campo. Suficiente como para borrar a un Madrid inferior.
Enamorado de la pelota, Xavi juntó a muchos peloteros y mientras le duró la gasolina y la sangre fría a su equipo el resultado le sonrió. Pero en cuanto Bellingham empató, como quien no quiere la cosa, el Barça se fue abajo y por más que Xavi quisiera darle una nueva marca de identidad no le respondieron sus jugadores.
LEWANDOWSKI
No se le esperaba hasta mediados de noviembre y, sin embargo, su recuperación, entre acelerada y milagrosa, le dio para entrar en la convocatoria, listo para jugar al menos media hora.
Lo hizo... Y se demostró que fuera de ritmo, frío y cauteloso, su impacto en el ataque del Barça fue entre deficiente y nulo. Sustituyó a un Ferran Torres que trabajó más en la presión que en el ataque y no mejoró al delantero valenciano, incapaz en el desmarque, lento en ganar la posición y erróneo en el juego de combinación no ayudó, en absoluto, a su equipo.