Este sábado se cumplen 50 años de la goleada histórica 0-5 que logró el Barcelona ante Real Madrid en el Bernabéu.
BARCELONA -- El Barcelona, que este sábado visita apesadumbrado y melancólico al Celta de Vigo en Balaídos, mira el calendario y se le arranca una sonrisa contagiosa, orgullosa y feliz, porque este 17 de febrero se cumplen 50 años de una goleada histórica al Real Madrid. La primera vez que marcó cinco goles en el Bernabéu. Un 0-5 glorioso y que para los hinchas veteranos, de uno y otro club, no fue un resultado cualquiera.
Este Barcelona que en los últimos años ha marcado cuatro o seis goles en el Bernabéu y que bajo el embrujo de Lionel Messi asoló no pocas veces el estadio madrileño era muy distinto hace medio siglo.
Sin ir más lejos atravesaba una sequía de 14 años sin ganar la Liga y malvivía a la sombra de un Real Madrid imperial que entre 1961 y 1973 había conquistado nueve de los trece trofeos en disputa, dejando tres para el Atlético Madrid y uno para el Valencia.
Derrumbado por deudas y una planificación deportiva deficiente, aquel Barcelona creció socialmente a la misma velocidad con que futbolísticamente se convirtió en un segundón... Hasta que dio el golpe en agosto de 1973 fichando a Johan Cruyff. El holandés volador se sumó a una plantilla en la que ya destacaban Rexach, Marcial o Asensi y a la que también se sumó un peruano de corta estatura pero enorme calidad llamado Hugo Sotil. Y desde la tarde en que debutó Cruyff, en octubre, el equipo azulgrana se transformó en una máquina imparable.
A partir del 4-0 sobre el Granada enlazó nueve victorias y tres empates hasta que el 17 de febrero de 1974 se presentó en el Bernabéu, líder y con seis puntos de ventaja sobre ¡Zaragoza y Málaga! y nueve por encima del Real Madrid, que un mes antes había despedido a Miguel Muñoz sustituyéndolo en el banquillo por Luis Molowny.
INOLVIDABLE
"Escuchar el silencio del Bernabéu. Es algo que no olvido", rememoró Charly Rexach en conversación con ESPN. El que fuera compañero indiscutible de Cruyff, primero en el campo y después en el banquillo, (hasta que se distanciaron tras el despido del neerlandés en 1995), recordó que aquel partido sigue en el plano "porque fue un hecho histórico y que nadie olvida. Hay partidos que no se olvidan. Y ese es uno especial".
"Marqué un gol legal... Pero me lo anularon", sonrió Marcial Pina, un zurdo espectacular para quien Cruyff fue "un líder sin igual" y aquel partido "mágico".
"Cuando vas al Bernabéu, sea la situación que sea, vas preocupado porque es un partido especial. Y entonces no era diferente, aunque sabíamos que teníamos la Liga a tocar" recordó Asensi, autor de dos goles y que admitió que el principio del choque "lo pasamos mal. Ellos nos dominaron hasta que, poco a poco nos fuimos soltando".
Y aquello acabó "con un festival. Acabamos la primera parte 0-2, yo marqué el primero y Johan el segundo, y en el vestuario hablábamos de no bajar el ritmo. Y, vaya, la segunda parte fue impresionante. Les pasamos por encima" relató el hoy presidente de la Asociación de exfutbolistas del club azulgrana, para quien hablar de aquella noche le provoca, "siempre", una felicidad especial.
El Madrid nunca había sufrido una humillación de ese tamaño en el Bernabéu en un Clásico (un 2-4 en Copa en 1959 había sido la mayor victoria del Barça) y en el Camp Nou, en 1960 y 1963, había logrado dos veces marcar cinco goles. Arrogante y cuidado, dicen no pocos historiadores, por un favor arbitral al mando de quien estaba establecido José Plaza y una Federación a menudo dirigida por ex futbolistas o ex dirigentes del club, el club merengue era poco menos que intocable en LaLiga española y mantenía al Barça arrodillado... Hasta que aquella noche la rebelión azulgrana le destrozó.
Sí. Fue, por decirlo así, flor de un día por cuanto aquel Barça que ganó el título con una superioridad indiscutible y monumental no tuvo continuidad y de las siguientes seis temporadas el Madrid conquistó cinco Ligas por una el Atlético. No volvió a disfrutar el éxito liguero el Barça hasta 1985 pero la memoria colectiva mantiene en el recuerdo aquel 17 de febrero de 1974, cuando el Bernabéu asistió, impotente, a una exhibición nunca vista.
"Hasta nos aplaudió la gente al acabar. Les dimos un baño y nos lo reconocieron" sentenció Asensi. "Sabíamos que ganando ese partido el título no se nos podía ya escapar... Pero ¿de esa manera? No se podía imaginar", resolvió Rexach.
La noche de las noches. El Clásico de la historia. Luego hubo otros, y los habrá probablemente, que pasarán a los anales... Ninguno, sin embargo, ha quedado tan marcado en la memoria colectiva del barcelonismo como ese 0-5 del que se celebran ahora cincuenta años.