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Marc Casadó, la nueva joya del Barcelona que descubrió Rafa Márquez

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Barcelona abrió la pretemporada con victoria (4:43)

El equipo culé se impuso en penales sobre Manchester City. (4:43)

Marc Casadó, el pivote de referencia para Rafa Márquez, confía en ganarse la confianza de Flick después de no convencer a Xavi


ANNAPOLIS -- Marc Casadó puede parecer uno más entre los canteranos que trabajan a las órdenes de Hansi Flick para ganarse su confianza cuando comience la temporada. Pero Marc Casadó no es un cualquiera en el futbol base del Barça. Fue ascendiendo por todas las categorías hasta que se encontró con Rafa Márquez en el filial y allí el mexicano vio en él al futbolista perfecto.

"Le sedujo desde el primer día por su compromiso pero más aún por su inteligencia" explicó a ESPN hace semanas un colaborador del entrenador mexicano en el Barça Atlètic, quien compartió después el hilo de casualidades, o causalidades, por las que hoy está brillando en la gira.

Capitán del filial, la pasada temporada fue el jugador del segundo equipo más reclamado por Xavi para la primera plantilla. Pero apenas jugó 35 minutos repartidos en cuatro encuentros (dos de Liga y dos de Champions) y acumuló hasta 30 partidos convocado pero sin jugar ni un minuto. "Me costó debutar en Liga, pero seguí trabajando como siempre, intentándolo" reconoce ahora, sin pensar ya en esos momentos difíciles que le hicieron dudar de muchas cosas.

Tal es así que llegó a dudar de su continuidad en el club cuando se daba por hecha la permanencia del entrenador catalán. Y que entre las opciones que se abrían a su alrededor estaba la del Oviedo, si hubiera ascendido a Primera y Rafa Márquez se hubiera convertido en su entrenador. Pero todo dio un vuelco... Principalmente la salida de Xavi, y el cambio por Flick provocó que apostase por seguir.

Más aún cuando se le ofreció renovar asegurándole plaza en el primer equipo, si se ganaba el sitio. "Me dejo la piel por ganarme el puesto" proclama ahora, con una sonrisa cómplice, habiendo firmado hasta 2027 y siendo conocido con el apodo de Kimmich, una broma que inició Alejandro Balde y que se ha extendido entre la plantilla azulgrana presente en Estados Unidos.

A poco más de un mes de cumplir los 21 años, y con ocho de experiencia en el club, entendió, con sus más cercanos, que merecía la pena un nuevo esfuerzo por ganarse la confianza de Flick. Así permanece ajeno, en la medida de lo posible, a todas las especulaciones que se repiten y multiplican en el entorno del club, que conoce como pocos en el vestuario.

Ha leído y escuchado no pocos nombres de futuribles que deberían venir a solucionar el problema de la sucesión de Busquets y que, también, Andreas Christensen sería el elegido, pero, de momento, ha sido él quien dio el primer golpe sobre la mesa. Su demostración ante el Manchester City fue de primer nivel. Su entendimiento con el juvenil Marc Bernal, sus galones a la hora de pedir el balón, su frescura y agilidad en la combinación. Y su inteligencia, monumental, al regalar una asistencia impensable a Pau Víctor para abrir el marcador frente al equipo inglés en Orlando.

En los dos últimos años Balde y Fermín, amigos y colegas suyos, echaron la puerta abajo en la pretemporada y ahora es él quien quiere seguir su ejemplo. "Me dejo la piel en cada entrenamiento. Trabajo para demostrar que tengo las ganas y la calidad suficiente para jugar aquí", revela con el convencimiento de que Flick puede convenir con Deco que no hace falta acudir al mercado de fichajes para incorporar a un pivote. "Siempre me fijé en Busi. Y también en Xavi. Observaba sus movimientos y sus maneras para mejorar" descubre sin rubor. Y se descubre que aprendió bien.

Su compromiso con el Barça está fuera de cuestión. No se duda porque viéndole y escuchándole es imposible. "Claro que me pone jugar contra el Madrid. Es especial, siempre" proclamó en su día, en las entrañas del estadio Johan Cruyff con vistas al play-off que en el verano de 2023 disputó el filial con el filial merengue. Y lloró en Madrid, lloró aquella derrota cruel... Pero para nada comparable con sus lágrimas en Córdoba, donde al filial se le escapó el ascenso en la final del play-off.

Inconsolable en aquel momento, comprendió que el fútbol siempre da segundas oportunidades. Asegura que aquello le "marcó" y no lo olvidará. Son marcas que le acompañan para bien o para mal en una carrera que recién comienza al máximo nivel.

El sábado en New Jersey se estrenará en un Clásico con el primer equipo y lo espera con ganas pero con calma. "Me hace ilusión, claro... Y aunque tenemos que pensar que estamos en pretemporada, jugar contra el Madrid es jugar contra el Madrid". Fácil de entender.