Robert Lewandowski sumó su partido 100 con el Barça en Girona, cediéndole el protagonismo a un Lamine Yamal monumental
GIRONA -- Robert Lewandowski llegó a los 100 partidos como futbolista del Barcelona y Lamine Yamal le arrebató involuntariamente el protagonismo, liderando la victoria de un Barça que sigue cabalgando con paso firme en LaLiga, encadenando su quinta victoria al hilo desde que comenzó el campeonato y demostrando que el gol no tiene edad en este líder de campeonato.
El delantero polaco, que cumplió 36 años en agosto, es el futbolista más veterano de la plantilla y comparte los galones goleadores con un muchacho que aún es menor de edad y que, a sus 17 años, confirmó lo que en la víspera reveló Michel: es el jugador "más desequilibrante" de LaLiga.
Tres goles y cuatro asistencias suma Lamine Yamal en cinco jornadas del torneo, anotando un doblete soberbio en Montilivi que relanzó a un Barça que avasalló futbolísticamente al Girona y tuvo en su joven estrella al estilete determinante. Primero, a la media hora, le robó el balón a un tibio David López cuando conducía en defensa para plantarse solo frente a Gazzaniga y batirle con comodidad.
Eso sucedió a la media hora, siete minutos antes de que Lewandowski le cediera el balón, tras una falta botada por Raphinha, y el joven crack anotase el segundo para sentenciar el triunfo antes del descanso.
No marcó Lewandowski, que se quedó en 63 goles en estos primeros 100 partidos de azulgrana, con el 11º mejor promedio al alcanzar este centenar y situado en el puesto 46 de los máximos goleadores históricos del club, por debajo de Eto'o (68) o de Luis Suárez (88) y del intocable Alcántara (132), pero con un promedio que le sitúa entre los grandes.
CASADÓ, DE CELEBRACIÓN
El sábado cumplió Marc Casadó 21 años y el domingo lo celebró en Girona con un partido incontestable. No muestra el joven canterano un fútbol desbordante pero siempre sabe donde y a quien pasarle el balón. Siempre sabe donde situarse para cubrir un hueco necesario y siempre sabe cuando y donde debe saltar en la presión.
Redondeó su exhibición en Montilivi con una asistencia a Pedri (el 0-4) que habrían firmado los mejores Schuster, Laudrup o Messi, lanzando el balón suave por el centro de una zaga ya vendida para que el canario rematase la faena. Imposible pedirle más.