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Messi y Piqué dan la cara en el Derbi catalán

Lionel Messi disputa el balón con Víctor Sánchez. Getty Images

BARCELONA - Leo Messi comenzó el derbi en el banquillo y lo acabó encarándose con Víctor Sánchez, capitán del Espanyol y en su día compañero suyo en el Barça. Todo ello después de servir un centro excelso al que respondió Piqué con un cabezazo fenomenal, lo justo para evitar la primera derrota liguera de un líder que demostró ser de hierro.

Gerard Piqué marcó ese gol que, seguro, soñó en los últimos tiempos. El central del Barça hace ya tiempo que demuestra tanto desprecio por el Espanyol como el universo periquito le desprecia a él. Motivado como no se recordaba, después de escuchar lo que ha llegado a escuchar de parte de la hinchada blanquiazul, insultándole a él, a su mujer, familia… La celebración del gol, llevándose el dedo a los labios en señal de silencio, fue similar a aquella de Raúl en el Camp Nou pero con muy distintos razonamientos.

El Barça no jugó el mejor partido de la temporada. Según avanzaba el partido, con el terreno de juego impracticable a cada minuto que pasaba y el Espanyol plantándole cara sin ningún remordimiento, al líder se le dificultaba el partido. Y más que lo hizo tras el gol de Gerard Moreno, nacido de un erróneo lanzamiento de portería de Ter Stegen y acabado tras un gran centro de Sergio García, otro ex del Barça enfrentado a su pasado.

Para entonces ya estaba Messi en el terreno de juego y a partir de entonces, minuto 66, tuvo que multiplicarse el líder para evitar el derrumbe. Ocurrió, lo consiguió, a través del alma y corazón de dos de sus jugadores señalados, a los que más que el juego, en un momento determinado, importó la salvación.

Bajo el diluvio, el derbi condujo el fútbol hacia un pasado cada vez más lejano, cuando los dos equipos encaraban estos partidos con el ánimo que en el presente parece solamente mantener el Espanyol y que este domingo tuvo que recuperar el Barça.

Y si fue un periquito innegociable como Gerard Moreno el que le dio el derecho a soñar al Espanyol, no fue ningún jugador externo el que resolvió el rescate del Barça. Ni Coutinho, que envió una rosca fenomenal al travesaño, ni Umtiti ni Luis Suárez. El señalado fue Piqué. Y gracias a un centro de Messi. Un derbi, desde siempre y para siempre.