BARCELONA -- Ernesto Valverde mantiene en el aire su continuidad en el banquillo del Barcelona más allá del final de esta temporada, lo que provoca sentimientos encontrados en el propio club, dividido entre quienes están cómodos con esta situación de interinidad y quienes querrían empezar a tener claro el escenario de futuro.
Con contrato cerrado hasta el 30 de junio de 2019 con una temporada más opcional, pudiendo ésta ser descartada por una de las dos partes, nadie sabe a ciencia cierta las intenciones de Valverde y nadie en el Barcelona ha dado un paso para confirmar o rechazar esa posibilidad. Y aunque se ha escrito y dicho que el técnico estaría mucho más cercano a dejar el club al acabar este curso, no hay ninguna prueba de que ello sea así. Ni, tampoco, de lo contrario.
El entrenador es claro en su discurso: da signos de desgaste tras un año y medio que le hacen dudar pero, con el apoyo implícito del vestuario, no cierra la puerta a su permanencia una tercera temporada. Y entiende que, a la vista de lo que ocurrió el año pasado, la solución no se desencadenará antes del mes de marzo o abril.
“No pienso nunca en lo que es el largo plazo ni el larguísimo plazo. Quiero que todo el mundo esté bien y satisfecho con mi trabajo. No nos vamos a engañar. No ganas la Liga y todo el mundo mira al entrenador. Miro de cumplir con los objetivos y, como nos queda tanto, ya veremos qué pasa”, explicó Valverde en una entrevista concedida a los medios del club, alimentando esa duda y, confirmando la imposibilidad de asegurar nada.
De hecho, el técnico no olvida que la pasada campaña, de la noche a la mañana, tras la noche funesta de Roma, la confianza de los despachos cayó en picado y dándose por descartada su continuidad más allá de acabar el curso, llegó a especularse con su despido en vísperas de la final de Copa frente al Sevilla, poniendo aquel encuentro como un examen final que el técnico mantiene en la memoria.
DISCRECIÓN
Ni todas las declaraciones de apoyo que haya podido repetir el presidente Bartomeu se pueden dar por definitivas porque se sabe, siempre, atado a los resultados. La verdadera razón de todo.
Desde mediados del mes de diciembre ha ido instalándose en el escenario, con más o menos claridad, el futuro de Valverde. Páginas de diarios, minutos de radio y televisión y tertulias varias han especulado con el asunto, ganando presencia una seguridad para nada apoyada en pruebas: ‘Valverde tiene decidido abandonar el club’.
De forma extraoficial se repite que no existe ninguna evidencia de ello, que el entrenador trabaja el día a día, con tanta autonomía como en perfecta armonía con el área deportiva y que, teniendo un año más opcional, el tema se tratará “cuando toque”. Una manera amable de desviar el foco y, por encima de todo, mantener la tranquilidad hasta los momentos cumbres de la temporada, entendiéndose eso en la disputa de los cuartos de final de la Champions League, allá por el mes de abril.