MADRID -- No habrá “cambios” masivos en el Real Madrid de cara a la próxima temporada. Zinedine Zidane, técnico del Real Madrid, ha intentado calmar los ánimos de una afición frustrada con su equipo, que se quedó pronto fuera de la carrera por la Liga y está protagonizando un tortuoso cierre de campaña, particularmente fuera de casa.
El conjunto merengue no ha podido ganar fuera de casa desde que Zinedine Zidane volvió a tomar las riendas del equipo en marzo pasado. Ya son dos empates y dos derrotas que han provocado que esa desventaja con respecto al campeón Barcelona aumentara hasta los 18 puntos.
La última, ante el Rayo Vallecano, exasperó hasta al propio entrenador, quien reconoció su “enfado” por el mal partido de sus hombres.
Zidane quisiera que la temporada terminara ya, “pero eso no es posible”, por lo que ha pedido un último esfuerzo a sus jugadores para, al menos, poder poner punto final con pleno de victorias en casa ante Villarreal y Betis, y a sus aficionados, algo de apoyo para poder lograrlo.
“Faltan tres partidos y tenemos que jugarlos. Yo estoy bien, el otro día estaba muy enfadado, pero como todos. También los jugadores. No te crean que ellos lo viven bien, pero a veces no te sale nada. Dentro de lo mal que es esta temporada, tenemos un partido mañana para demostrar.
"Lo que digo a la gente es que ellos tienen que pensar en la próxima temporada, porque aquí va a haber cambios pero muchos se van a quedar y lo vamos a tener que hacer juntos”, dijo el entrenador en rueda de prensa tras el último entrenamiento de su equipo.
Y es que los reclamos de la afición del Santiago Bernabéu ante la mala temporada no han hecho más que aumentar. Los huecos en la grada han ido creciendo semana a semana. Hace más de dos meses que el estadio, con una capacidad para 81,000 asistentes, no registra una entrada superior a los 65 mil asistentes.
También las rechiflas, particularmente en contra de Gareth Bale, señalado por la afición como uno de los grandes ‘culpables’ de una desastrosa campaña y candidato a abandonar la institución.
La situación, sin embargo, es delicada. Bale, el jugador mejor pagado del plantel, aún tiene tres años más de contrato y según ha confirmado varias veces su representante, Jonathan Barnett, no tiene la menor intención de salir. Y según se ha sabido, ni siquiera han llegado buenas ofertas por él.
A Zidane, que no podrá contar con el lesionado Karim Benzema, no le queda más que darle juego en los partidos que quedan, esperando que su situación, o los reclamos de la afición, no afecten gran cosa en la cancha.
“Tengo que hacer el equipo, tomar decisiones y él tiene que entrenar, pensar en jugar. Lo único es que no te puedo contestar por Bale ni por otros (si está más preocupado por su situación). Son jugadores que saben dónde están y la responsabilidad que tenemos todos”, dijo Zidane, quien recordó a su equipo la obligación de pelear por “terminar bien la campaña” y ganar los tres partidos que quedan. Aunque sirva de poco.
“Tiene que haber confianza y a veces cuando las cosas van mal, como el último partido, no hay una explicación única, sino una combinación de errores y de problemas, pero mi energía está centrada en ganar lo que queda”, dijo.