BARCELONA -- Gerard Piqué habla con los medios cuando le apetece, que es muy poco, pero cuando lo hace fuera de la sala de prensa, en una zona mixta, siempre es porque desea transmitir un mensaje cristalino.
Esta semana lo hizo consecutivamente tras el partido del martes frente al Villarreal, criticando la pretemporada realizada por el equipo, y repitió el sábado, en Getafe, lanzando una auténtica bomba con dirección directa a la directiva del FC Barcelona.
El capitán respondió a un artículo de opinión, publicado por el periodista Xavier Bosch, del diario Mundo Deportivo titulado ‘Así consiguió el vestuario del Barça todo el poder’ en el que se asevera que los jugadores manejan los asuntos del club a su interés, explicando, con ejemplos, que los dirigentes ni toman decisiones sin consultarles ni se atreven a dirigir a sus espaldas.
“Tenemos que estar unidos o nos haremos daño”, proclamó Piqué en Getafe, minutos después de la victoria del campeón ante el equipo azulón y avisando a su manera del enfado que produjo entre los futbolistas el artículo reseñado.
“Conocemos el club, sabemos los diarios afines del club, sabemos quién escribe los artículos, aunque los firme otra persona”, disparó de manera contundente, avisando que el único objetivo de la plantilla es “competir, salir y no causar peleas que no existen… Que no queremos que existan. Las cosas tienen que salir mejor o peor, pero debemos estar unidos o nos haremos daño”.
Centrado en un discurso durísimo, el central recordó que “las cenas (en referencia a la celebrada por la plantilla el miércoles) van bien para unir, hay que estar todos juntos, jugadores, afición, junta directiva...” y avisó que los futbolistas “no nos queremos enfadar, queremos rendir y ganar títulos. Esperamos que nadie intente causar peleas que no existen y que nosotros no queremos”.
Así, de un tirón y sin mediar pregunta alguna, Piqué apuntó no solo al diario por su artículo, sino, más directamente, a la junta directiva, acusando veladamente a algunos de sus integrantes de filtrar a algunos periodistas una circunstancia que no por sospechada alrededor del Camp Nou nunca había sido expresada con la claridad de esta semana.
Y que puso en el plano la brecha existente entre el vestuario y los despachos de un Barcelona que buscando la resurrección deportiva en el césped amenaza con explotar en su seno.