BARCELONA -- El Barcelona de Quique Setién comienza este sábado un auténtico maratón de partidos que marcarán su suerte en la temporada con un examen de máximos ante el Valencia, en un estadio de Mestalla en el que no pierde desde 2008 y donde la victoria, en plena carrera liguera con el Real Madrid, se entiende tan imprescindible como indiscutible la imagen que pueda ofrecer el equipo azulgrana.
Desde este sábado y hasta el 1 de marzo, cuando visite el Bernabéu, el Barça disputará cinco partidos de Liga (Valencia, Levante, Betis, Getafe y Eibar), la ida de los octavos de final de Champions en Nápoles y, seguro, los octavos de final de la Copa del Rey frente al Leganés del Vasco Aguirre... A los que se pueden sumar si los supera los cuartos de final la primera semana de febrero y la ida de unas hipotéticas semifinales la semana siguiente. Hasta nueve encuentros en los que el equipo de Setién deberá mostrar, sin excusas, su mejor personalidad.
De entrada Valencia, Mestalla, en un duelo al que acude el Barcelona con las dudas que dejó al descubierto en Ibiza y en una situación acaso más problemática el conjunto de Celades, que se presenta de regreso en su estadio tras ser barrido por el Mallorca... Después de su derrota sin resistencia en las semifinales de la Supercopa de España ante el Real Madrid en Arabia Saudí.
BAJO MÍNIMOS
En el bando azulgrana se presume poco a discutir en cuanto al once que pueda presentar. Con Neto lesionado, y sumándose a una enfermería que ocupan Dembélé y Luis Suárez después de las salidas en el mercado de invierno de Aleñá y Todibo, Setién apenas si cuenta con 16 jugadores del primer equipo, entendiéndose que completará la convocatoria con Ansu Fati y Carles Pérez y pondrá en el terreno de juego a un equipo absolutamente reconocible.
Puede dudarse entre Umtiti y Lenglet en defensa como entre Rakitic y Vidal en el centro del campo, aunque los otros nueve protagonistas estarían cantados con Ter Stegen, Sergi Roberto, Piqué, Jordi Alba, Busquets, De Jong, Messi, Griezmann y Ansu Fati, esperando a las variantes que en el dibujo pudiera plantear el entrenador, convencido de su apuesta, como testificó en Ibiza, más allá de la floja imagen ofrecida.