BARCELONA -- El Barcelona que ha ganado ocho títulos de Liga en las últimas once temporadas para quitarle toda la mística al trofeo atravesó, en un pasado cada vez más lejano, épocas de sequía que hoy se consideran tan impensables como entonces fueron ciertas. El Barça ganó la Liga en 1960, no repitió hasta 1974 y, después, no volvió a hacerlo hasta 1985.
De ese último se cumplen este 24 de marzo 35 años en un recuerdo imborrable y que no tiene como protagonista a un entrenador, un delantero o al crack especial del momento. Bernd Schuster era el líder de aquel Barça de la década de los 80 del pasado siglo... Pero fue el portero Urruti, Francisco Javier Urriticoechea, quien tomó la consideración de héroe y quien, al cabo del tiempo, permanece en la retina del barcelonismo.
El Barça que no había ganado la Liga desde once años antes, que se había despedido de Maradona de mala manera en verano y que había rechazado el fichaje de Hugo Sánchez sorprendió en aquella temporada 1984-85. Sobrio y seguro, el equipo que dirigía Terry Venables y que comenzó la Liga goleando al Real Madrid en el Bernabéu (0-3), mandó en el campeonato desde el primer día y llegó al 24 de marzo de 1985, jornada 30 (de 34), con la posibilidad de proclamarse campeón si ganaba al Valladolid en su estadio de Zorrilla.
DEL GAFE AL ÉXTASIS
Lo tenía todo a favor, pero era aquel un Barça muy distinto al actual, al Barça que nació a partir de la llegada de Johan Cruyff y que vivía temeroso del derrumbe en cualquier circunstancia. Lo que le había ocurrido en 1982, cuando perdió en cinco jornadas finales una Liga que tenía en su mano. Y que empezó a temerse en 1985. También.
Una semana antes, en Alicante, el Barça tenía el primer ‘match point’ para ser campeón ante el Hércules. Y en Alicante perdió, de penalti y en el último minuto, para despertar todos los temores. De allí a Valladolid.
Marcó el 0-1 Paco Clos a los 10 minutos y poco después empató el legendario Mágico González (cedido aquel curso por el Cádiz al equipo pucelano), logró el 1-2 Alexanco ya en la segunda mitad y a dos minutos del final una caída del delantero local Víctor fue sancionada con penalti. Otra vez el miedo, otra vez el gafe, otra vez el derrumbe.
Pero ahí cambió la historia. Lo lanzó el Mágico González y lo atajó Urruti provocando el éxtasis, el nacimiento de la frase mítica Urruti t’estimo (Urruti te amo) que pasó a la historia. El Barça ganó la Liga y Urruti ganó la eternidad.
No fue, seguro, el mejor portero de la historia del club azulgrana... Pero nadie en el Camp Nou olvida a Urruti, quien hace ahora 35 años fue el héroe inesperado y eterno.