BARCELONA -- Pep Guardiola ha visto en las últimas semanas su nombre relacionado otra vez con el Barcelona. Aunque en más de una ocasión el catalán ha solventado que su etapa como entrenador del equipo azulgrana quedó cerrada en 2012, las declaraciones de Joan Laporta avanzando su intención de presentarse a las elecciones y su deseo de contar con él le han devuelto al escenario… Sin que, de momento, haya rechazado la deseada teoría del ex presidente.
Todo ello se produce justo cuando se cumplen ocho años de su despedida, un 25 de mayo de hace ocho años, coincidiendo con la disputa, y la victoria, de la final de la Copa del Rey en el Vicente Calderón frente al Athletic de Bilbao.
Dos meses después de anunciar públicamente que no iba a continuar en el banquillo azulgrana, como colofón a una semana dramática en la que enlazó una derrota definitiva en la Liga frente al Real Madrid (1-2) y la eliminación en las semifinales de la Champions ante el Chelsea. Guardiola dijo adiós al club en Madrid, con la conquista de una Copa del Rey que el Barça sentenció de forma abrumadora ante el Ahletic, al que goleó (3-0) en apenas media hora de partido.
Aquel encuentro significó el 14º título como entrenador azulgrana, convertido ya en el número del ranking por encima de Johan Cruyff (11 trofeos entre 1988 y 1995) y cerrando su etapa como el tercero en número de partidos dirigidos (247) solo por detrás del mismo Cruyff (430) y su antecesor Frank Rijkaard (273 entre 2003 y 2008).
FINAL AGRIDULCE
Puesto en lo más alto del podio atendiendo tanto a los éxitos como al recuerdo futbolístico que dejó el Barça que comandó durante cuatro temporadas, los últimos meses de Guardiola en el Camp Nou no fueron todo lo felices que habría deseado.
“En otoño mi cabeza ya pensaba que este era mi último año, pero no se lo podía decir a los jugadores. Comunico ahora una decisión que tomé hace bastante tiempo” anunció el 27 de abril de 2012, oficializando el final de su etapa como entrenador azulgrana.
Campeón de Mundo en diciembre de 2011, una noche inolvidable en la que su Barça aplastó (4-0) al Santos de Neymar, la Liga se había torcido ya en noviembre, tras una derrota (1-0) en Getafe, en la jornada 14, que dejó al equipo descolgado seis puntos por detrás del inabordable Real Madrid de Mourinho. La presión ambiental de aquel entonces entre los dos clubs era enorme y el “desgaste” al que aludió Guardiola en su despedida fue en aumento con el paso de los meses.
Abril fue el momento determinante, cuando todo se despejó en todos los sentidos. El día 21 se jugó un Clásico a cara o cruz en el Camp Nou con la Liga en juego. Llegaba el Madrid con cuatro puntos de ventaja y cuatro fechas hasta el final del torneo. La victoria, atendiendo que en el Bernabéu (en la primera vuelta) el Barça había vencido por 1-3, convertiría el final de curso en apasionante… Pero los goles de Khedira y Cristiano Ronaldo le valieron al equipo merengue un triunfo (1-2) que dejó el campeonato virtualmente sentenciado.
Al cabo de tres días llegó la puntilla protagonizada por el Chelsea en la semifinal de la Champions, título que defendía el Barça. Derrotado en Londres por 1-0, el equipo azulgrana remontó, pero Ramires, en el alargue de la primera mitad, apagó la euforia, que dio paso al drama en la segunda, con el penalti que Messi estrelló en el travesaño y el derrumbe final, con el Barça lanzado a por el 3-1 y Fernando Torres, otra vez en tiempo añadido, sentenciando el 2-2 definitivo.
Ahí acabó todo. Ese fue el epílogo del mejor Barcelona de la historia que al cabo de dos meses despidió con todos los honores a un Guardiola que se había “vaciado. Cuatro años son una eternidad para ser entrenador del Barça. El tiempo lo desgasta todo. Yo me he vaciado y necesito rellenarme”.
“Ya no puedo dar más. La exigencia es muy alta y el entrenador debe ser fuerte para trasmitir cosas a los jugadores. Necesito descansar, alejarme, porque si no nos hubiéramos hecho daño. Hemos vivido demasiadas cosas juntos para que, solo por el hecho de estar, se tambaleara la relación con los jugadores” había argumentado en abril para explicar su determinación.
Dos meses después, hace ahora ocho años, celebró su último título con sus jugadores y se despidió en silencio…