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Barça deja dudas en el estreno de Ronald Koeman; brillan Pedri y Trincao

El Barcelona de Ronald Koeman se estrenó este sábado con un amistoso frente al Nàstic de Tarragona en el que el desparpajo de Pedri, quien curiosamente no tiene aún confirmada su permanencia en el primer equipo, y la verticalidad y atrevimiento de Trincao, destacaron entre todo lo demás. Ganó, como se suponía, el Barça por 3-1 pero lo hizo dejando no pocas dudas en el escenario.

Deslucido en la primera mitad, donde solo destacó esa presentación de Pedri y los galones que tomó Aleñá, mejoró, pero no demasiado, en la segunda, tomando el papel de jefe De Jong y mostrando las buenas maneras esperadas Trincao. También adquirió protagonismo Coutinho y Riqui Puig, como el joven De la Fuente. En general, sin embargo, poco para quedarse en el aspecto colectivo.

El Barça sigue mostrando defectos del pasado reciente y si Koeman quiso primero tomar los galones ante la plantilla bien hará en trasladar al césped un cambio necesario para olvidar la depresión del último curso.

El nuevo técnico dispuso dos alineaciones totalmente distintas. Lesionado Ter Stegen, salió de entrada con Neto en la portería, Sergi Roberto, Piqué, Lenglet y Alba en defensa; Busquets y Aleñá formando un doble pivote por detrás de Messi, Pedri y Dembélé y Griezmann ejerciendo de punta.

Entró fresco y con ganas el Barça en el partido, cediéndole el Nàstic todo el dominio, moviendo con rapidez el balón por medio de un omnipresente Aleñá y la movilidad de Pedri, acaso lo más destacado de la primera parte... Para, poco a poco, ir perdiendo ritmo, rebajando su intensidad, repitiendo la imagen tantas veces vista la pasada temporada y atascándose en un ataque estático del que apenas sacó beneficio.

Se fue al descanso con victoria mínima, 2-1, merced a un gol de Dembélé en el que tuvo mucho que ver la pillería de Pedri al dejar pasar el balón en el centro raso de Sergi Roberto y a un penalti, claro sobre Piqué, que transformó Griezmann, a quien Messi cedió el lanzamiento.

Pero a los goles acompañó un descenso de juego preocupante a medida que transcurrieron los minutos, con Griezmann casi invisible como 9 y más destacado salvando hasta dos remates para evitar el empate, Messi, se entiende que fuera de forma todavía, sin marcar la diferencia, Dembélé no ganando apenas ninguna carrera y Busquets demasiado exigido en defensa como para llevar la manija en ataque.

Nota aparte merecería la defensa. Prácticamente la misma que la pasada temporada, sufrió, y no poco. Destacó ver a Piqué olvidándose de sus excursiones al ataque a no ser que hubiera una jugada a balón parado, destacó el desdoble de Sergi Roberto por su banda, la sensación de anarquía de Jordi Alba y la poca contundencia atrás, que se pagó con el gol de Bonilla, quien marcó con un disparo tan excelente desde la frontal como inexplicable.

Si el Barça debía recuperar la velocidad en el juego, el balón al espacio, la rapidez de combinación y desmarque y la intensidad en la presión... Habrá que esperar a otro día porque este sábado todo ello se vio en cuentagotas. Tanto en esa primera mitad como en la segunda, en la que Koeman dispuso un once totalmente distinto.

CAMBIO

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Iñaki Peña, Semedo, Cuenca, Araujo, Firpo, De Jong, Riqui Puig, Coutinho, Trincao, Konrad de la Fuente y Braithwaite fueron los protagonistas elegidos por el entrenador en la segunda mitad. Rápido se vio que De Jong tomaba el protagonismo anterior de Aleñá, moviendo al equipo con prestancia, y bien acompañado por Puig, Trincao destacaba como antes lo había hecho Pedri.

Si Koeman avisó en su día que lo primero y principal, para él, era colocar a los jugadores en su puesto natural, lo demostró con De Jong, alejado de la banda y convertido en el eje del juego del equipo. Si no lo hizo en la primera mitad con Griezmann, condenado a la punta, sí lo mostró después con su compatriota, quien movió con mayor rapidez el balón, encontrando en las bandas buenos apoyos.

No sufrió por la victoria el Barça pero no mostró tampoco la imagen esperada por más que pudiera verse a un equipo más despierto en la segunda parte. El mayor déficit se adivina en la falta de un '9' de primer nivel, condenado como ya está Luis Suárez y cuyo papel demostraron no tener ni Griezmann primero, ni Braithwaite después.

Con mucho que hacer por delante, el estreno de Koeman en una pretemporada atípica, jugándose en la propia ciudad deportiva y no en esas giras transoceánicas de años pasados, dejó más dudas que certezas. El nuevo entrenador ha mostrado músculo en cuanto a recuperar el mando del vestuario. El juego, de momento, es otra cosa.