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El Barcelona se aferra a seguir con vida y a luchar por ganar la Liga

BARCELONA -- El Barcelona de las urgencias salió muy vivo de Sevilla, reenganchado otra vez, falta ver por cuánto tiempo, al sueño de pelear el título y enlazó su decimoquinto partido invicto en la Liga (12 victorias y 3 empates) que, más allá de sensaciones futbolísticas, representan un balance digno de tener en cuenta. Los números de Koeman están ahí, dispuestos a discutir todos los errores, todas las críticas y cualquier argumento al margen.

Una victoria tanto de prestigio como de confianza, una victoria que le catapultó al segundo puesto liguero y a dos puntos del liderato (aunque tenga dos partidos más que el Atlético de Madrid) y apartó los fantasmas del escenario... Por más que ahora se pueda pensar que aquellos empates en el Camp Nou ante Eibar y Cádiz FC le puedan pesar en demasía.

Lastimados Gerard Piqué, Ronald Araújo y Pedri en las peores noticias de una tarde perfecta ("me siento muy orgulloso del equipo”, reveló Piqué), el Barça dejó constancia que en plena montaña rusa tiene capacidad para crecer, competir y creer. "Hay Liga, seguro que sí, porque queda muchísimo”, solventó el veterano central, recordando que el pasado es la mejor cartilla para pensar que la temporada todavía está por decidir.

RECUERDOS Y APRENDIEZAJES
En la temporada 2003-04, la primera de Rijkaard en el banquillo azulgrana, el Barça que sobrevivía en el alambre a un partido de cerrar la primera vuelta (tras encajar un 3-0 en Santander era 12º en la clasificación a 20 puntos del líder Real Madrid), se transformó bajo la magia de Ronaldinho y la energía del recién llegado Edgar Davids para catapultarse de manera soberbia: enlazó 17 jornadas sin perder, 14 victorias y 3 empates, que le condujeron incluso a pelear el título hasta que a tres fechas del final cayó en Vigo por 1-0 ante el Celta Vigo.

Pero fue aquella la carta de presentación de lo que vendría en los años posteriores. La confirmación de Víctor Valdés y de Xavi Hernández, el liderazgo de Puyol, la aparición de Oleguer, el crecimiento de Iniesta... Y la llamada a la puerta del joven Lionel Messi. ¿Distinto al actual? Probablemente. Pero con datos a tener en cuenta en lo que al vestuario se refiere.

El Barça de Koeman ha presentado a Pedri y a Araújo, confía su futuro a Frenkie de Jong y Ansu Fati, se mantiene pendiente de Ousmane Dembélé, resguardado por Marc-Andre Ter Stegen o confiado en Sergiño Dest... Y sosteniéndose con Piqué o Sergio Busquets tiene en Messi al líder encargado de enlazar pasado y futuro. Puede que no sea suficiente para alzar títulos de inmediato pero no deja de ser un plan con buen recorrido.

Desde los 23 partidos que enlazó sin derrota en la temporada 2018-19 (18 victorias y 5 empates que le dieron para ser campeón con tres fechas de adelanto) no disfrutaba el equipo azulgrana de una racha tan positiva como la actual, manchada por tres empates en el Camp Nou (Valencia, Eibar y Cádiz) que pesan como una losa en la clasificación porque sin aquellos errores hoy el grupo de Koeman se acostaría cómodamente líder (ciertamente con dos partidos más que el Atlético) de una Liga que el entrenador del Barça se empeña en mantener abierta.

El calendario que le queda por delante al favorito, todavía el Atlético, y los aspirantes Barça y Real Madrid, incluso quizá Sevilla FC, invita a pensar que la Liga puede aún dar bastantes vueltas. Habrá que ver hasta qué punto es capaz el equipo de Simeone de sobreponerse a sus últimos tropiezos, saber si la pandemia de bajas no arrastra a los de Zidane y comprobar la reacción de los de Lopetegui...

Y, en clave azulgrana, seguir agarrándose a una montaña rusa de sensaciones y resultados hasta el final de la temporada. Con o sin títulos, con mejores o no tan buenas sensaciones... Pero pensando, retomando el pasado, que probablemente esta temporada deba marcar el inicio de una nueva etapa.