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Barcelona: Entre la depresión post Messi y el deprimente Koeman

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Barcelona, con un golazo de Depay, rescató un punto en su visita a Bilbao (2:06)

Athletic lo ganaba con gol de Iñigo Martínez, pero el neerlandés logró la igualdad en una gran definición. Fue por la segunda fecha de La Liga. (2:06)

“En la jugada antes del 1-1 nos han hecho tres o cuatro jugadas en banda... Hay que cortar el juego, hacer falta... No puede ser eso, que entren en el área y nos empaten”.

Las palabras corresponden al técnico del FC Barcelona, Ronald Koeman, quien fue captado por las cámaras de televisión durante la pausa de hidratación en el partido del domingo pasado ante el Getafe, mientras daba una charla a sus futbolistas.

Un entrenador del Barça preocupado por destruir el juego del rival y no por priorizar el desempeño de los suyos, ese es Koeman.

El breve discurso retrata de cuerpo entero al holandés en su faceta de estratega, al tiempo que se explican muchas cosas, la principal de ellas, el pobre desempeño del equipo toda la temporada pasada y en dos de tres partidos en la presente.

Y no es que asuste o se magnifique la petición del técnico en el sentido de “cortar el juego” del rival o “cometer faltas”, no; son acciones que muchos clubes llevan a cabo por sistema o como recurso y no pasa nada, es futbol. Pero el Barcelona no juega a eso, no debe, no se lo puede permitir.

Lejos de escuchar a Koeman pedir tenencia de la pelota, profundidad, paciencia, elaboración, atrevimiento, etcétera, no, el comandante en jefe exigió destruir u obstaculizar incluso por medio de una infracción.

Por ello también se entiende que el sector defensivo del Barça sea desde hace mucho tiempo la línea más endeble, no se nota un trabajo, mucho menos progreso en la forma de contrarrestar al rival.

Incluso equipos de nula jerarquía como el Getafe se meten al Camp Nou y con muy poco le generan llegadas y peligro a los azulgrana. Así fue el 1-1 del domingo pasado. Primera acción ofensiva del rival y gol. Fácil.

DEPRESIÓN POST PÉRDIDA

La noticia que empeoró la salida de Leo Messi del Barça ya se conocía desde antes que el argentino se marchara: Koeman se queda un año más como técnico del club y es el encargado de encabezar la reestructura en medio de una crisis histórica en los planos económico y futbolístico.

Quedó más que claro en la campaña anterior que el holandés, con todo y que es una leyenda del Barça por su paso como futbolista, no está a la altura para ser el técnico de un equipo que es distinto al resto, que tiene obligaciones a las que no puede renunciar.

El FC Barcelona no puede estar preocupado por “cortar el juego” o “cometer faltas” frente a nadie y menos ante el Getafe. El equipo debe fundamentar su desempeño en la tenencia del balón, en desesperar al rival, en desgastarlo y agotarlo debido a que lo vea pasar la mayor parte del tiempo.

Suena sencillo y no lo es, desde luego, pero esa es la esencia y filosofía del Barça, la cual Koeman conoce de sobra, pero extrañamente no apuesta por ella.

La temporada pasada recibió muchas críticas porque adoptó como fórmula defender ventajas de un gol renunciando a tener la pelota y llevando a cabo cambios netamente defensivos... Y todavía al final de algún partido se dijo extrañado por los cuestionamientos.

Así las cosas, el conjunto culé empieza su andar esta campaña sin Messi y con Koeman, el mismo que es capaz de despreciar a un talento como Riqui Puig, sencillamente porque el chico no le cae bien, ya que argumentos futbolísticos para no tomarlo en cuenta, no tiene.

La saña del entrenador hacia el canterano no tiene límites, al grado de que en tres partidos ni siquiera lo ha mandado a calentar, y ha preferido debutar a jóvenes de 17 o 19 años antes que darle una oportunidad a Puig, quien lleva a la espera de la misma por lo menos dos o tres campañas.

De nuevo, ese es Koeman y se perderá un año más con su gestión en el club. El presidente Joan Laporta no ha sido capaz de identificar que le salía más barato liquidar al holandés antes que dejarlo que cumpla su contrato.

Ni títulos, ni buen futbol, ni apuesta real por la cantera, ni reestructura, ni futuro ni nada. Con Koeman al mando será otra temporada de decepciones, de jugar mal, de apelar ahora a Memphis Depay para que resuelva algunos juegos —si es que es capaz de mantenerse como figura—, de pretextos y de mucha tristeza.

El Barcelona enfrenta el duelo post Messi con un ‘terapeuta’ que es la viva imagen de la depresión.