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Cartas desde Barcelona: Empieza una nueva era, pero persisten los viejos problemas

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BARCELONA -- El Barcelona lleva reconstruyéndose, renaciendo y comenzando una nueva era, desde Anfield. O quizá desde Roma o Turín. Probablemente desde Lisboa, o desde la última visita de Kylian Mbappé al Camp Nou y, sin duda, desde este último miércoles en Munich.

A cada varapalo, a cada bofetón, a cada nuevo hundimiento, resuelve proclamando que ya se tocó fondo y que hay que iniciar desde cero. "Empieza una nueva etapa”, fue el diagnóstico de Xavi. Una nueva etapa... Con muchos de los futbolistas que fueron protagonistas de las últimas caídas.

Del Barça que fue aplastado en Lisboa en agosto de 2020 al que fue bailado en Munich repitieron seis jugadores en el once inicial (Marc-André ter Stegen, Gerard Piqué, Clement Lenglet, Jordi Alba, Sergio Busquets y Frenkie de Jong) y lo curioso es que excepto el francés el resto mantienen un status de intocables. Como lo son, restando a De Jong, los demás que ya estuvieron en los desastres de Liverpool o Roma o Turín.

Futbolistas de un pasado, cada vez más lejano, glorioso y a quienes la directiva de Josep Maria Bartomeu premió con renovaciones salvajes y contraviniendo una mandamiento primordial en el futbol de primer nivel: 'Renovar a un jugador por lo que pueda darte, no por lo que ya te dio' que convirtió hace muchos años en ley Johan Cruyff, llevando hasta el límite aquella apuesta por la que fue muy criticado pero que ahora se demuestra indiscutible.

"La gestión". Grandilocuente, pomposo y serio, Gerard Piqué afirmó el martes que la gestión de los últimos años es la que ha llevado al Barça a la situación actual, callándose mucho que los responsables de ella fueron los que le obsequiaron con una renovación de contrato millonaria en enero de 2018 y que, en plena pandemia, en octubre de 2020 y semanas antes de dimitir, le prolongaron por otros dos años para para que pudiera recuperar salarialmente la rebaja que acordó.

El Barcelona ha cuidado tanto a sus estrellas en los últimos años que acabó por olvidarse primero del equipo, en colectivo, y después del propio club. En enero de 2021 el diario El Mundo publicó el último contrato firmado por Lionel Messi, en el cual se descubría que el astro argentino ingresó 578 millones de dólares en cinco temporadas más otros 218 simplemente por firmar, en concepto de bono de renovación y plus de fidelidad. Casi 800 millones de dólares de los que aún le quedan por cobrar más de 100.

Messi ya no está pero la deuda permanece... Y sí que están Philippe Coutinho, que entre fichaje y salarios le ha costado al Barça más de 220 millones. Y Ousmane Dembélé, puesto ahora en el escenario como una especie de megacrack mundial sin haber ofrecido apenas nada en sus cinco años de contrato que le han resultado, sumando el coste de su fichaje, un gasto superior a los 230 millones. O Samuel Umtiti, que en 2018, semanas antes del Mundial de Rusia al que ya acudió lesionado, mantiene una salario bruto superior a los 20 millones anuales. Y así...

Xavi tiene por delante, si cumple su palabra y consigue el apoyo de la directiva, una tarea monumental para cambiar la incercia del Barcelona en un plazo corto de tiempo. Se marchó como futbolista mientras Bartomeu sacaba pecho con su proclama 'Tridente y Triplete' sin atender que es desde el éxito cuando deben llevarse a cabo las renovaciones y que es imprescindible mantener la exigencia a una plantilla cuyos cracks, sin competencia, van acomodándose.

Ocurrió con Jordi Alba, a quien se ficharon suplentes pero no amenazantes antes de regalarle en febrero de 2019 una renovación inverosímil hasta 2024 en la que, se afirma, mucho tuvo que ver Messi, y siguió pasando después, contemplándose la profunda caída de rendimiento de un Ter Stegen que se sabe intocable en la portería...

Desde el Barça, otra vez, se proclama el comienzo de una nueva era sin atender que ésta comienza con los vicios del pasado incrustados en su piel. Y muy valiente, decidido y hasta un punto suicida, deberá ser Xavi para darle forma o esta promesa, como tantas otras durante los últimos años, se la llevará el viento... Hasta un nuevo desastre.