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Un Barcelona de juguete... Baño de dura y triste realidad 

Las cosas como son: Bayern Munich jugó a un 30 por ciento de su real potencial y con eso le alcanzó para ‘jugar’ con un Barcelona de ‘juguete’.

Le metió tres goles caminando y bien pudieron ser seis o siete en caso de haberse empleado a fondo. Si bien es cierto que sacó el pie del acelerador, la mentalidad del conjunto alemán no le permite relajarse ni otorgar concesiones pese a estar clasificado a Octavos de Final y con el liderato de grupo amarrado, y de eso cobró cuenta una vez más el Barça.

Xavi, Piqué y la prensa porrista y ‘oficial’ del club apelaban a la grandeza azulgrana, a su historia y hasta a algún milagro para brindar un partido memorable y no firmar una vergonzosa eliminación en Fase de Grupos de la Champions League; sin embargo, la realidad no se cambia solo con buenas intenciones.

Dice el escritor mexicano Juan Villoro que las ilusiones duran hasta que se topan con la realidad, y el Barcelona se estrelló de frente con la suya. Hoy en día es un equipo indigno para participar en el máximo torneo de clubes en el mundo, pues no solo no compite, también arrastra su prestigio.

Y prácticamente nadie se salva. Lo síntomas no son buenos cuando la gente de experiencia, los referentes, fallan de forma grosera: en el primer gol, Gerard Piqué le permite controlar el balón a Robert Lewandowski a la altura del área chica, girar una y dos veces, levantar la vista y sacar un centro casi ‘cascareando’.

El histórico defensa y futuro presidente culé estaba muerto de miedo, más preocupado por no ser humillado y por colocar los brazos atrás en señal de rendimiento, que por tratar de competirle al mejor delantero del mundo.

En el segundo gol, Marc-André Ter Stegen comete una pifia indigna de su calidad. Ciertamente el disparo de Leroy Sané es una bala, pero va a la ubicación del guardameta que trata de cubrirse en lugar de atacar el esférico. Triste imagen.

Y así podría enumerarse uno a uno a los futbolistas del Barça. Frenkie de Jong, por ejemplo, que es un auténtico fantasma en el que se tiene fe ciega aunque se siga esperando de forma infructuosa aquella versión que mostró en el Ajax y a la que nunca ha llegado con la camiseta azulgrana. Le urge un toque de atención e ir a la banca para que tal vez, solo tal vez así pueda reaccionar.

Memphis Depay no es Messi y bien valdría la pena que se lo hicieran saber, pero sencillamente no hay otro futbolista de sus condiciones en ataque y se tiene que apostar por él aunque las posibilidades de que se vista de héroe en algún partido de alto calibre sean de escasas a nulas.

A Ousmane Dembélé, por más que el presidente Joan Laporta lance disparates como decir que es mejor que Mbappé, o que Xavi crea que puede ser el mejor del mundo en su posición, tendrían que venderlo ya. En el tema costo-rendimiento el Barcelona pierde y por mucho.

Es un buen futbolista que no sabe jugar futbol. Decide mal el 80 por ciento de las ocasiones y ya ni hablar de su fragilidad y tendencia a lesionarse que lo ha mantenido más tiempo inactivo que en el terreno de juego.

¿Coutinho? El fraude más grande en la historia del equipo si se considera que fue el fichaje más caro y no sirve ni de inicio ni de relevo ni para prácticamente nada. Otro que tendría que irse sí o sí, así lo malbaraten. La inversión en él está perdida hace mucho.

Los Dest, Mingueza, Lenglet y compañía sencillamente no tienen nivel para jugar en una organización que se precia de tener a los mejores del mundo.

Tal vez se salvan un poco los jóvenes: Gavi, que muestra vergüenza y no se inmuta por jugar al lado de gigantes; y un poco Nico, que con base en su físico y talento pretende ser una alternativa confiable para Xavi. Nada más.

A Ronald Araújo lo han querido ‘vender’ como que ya es uno de los mejores centrales del mundo y no hay nada más absurdo que eso. Tiene potencial, es el futuro en dicha posición, pero en lo absoluto está listo para cargar con el peso de la línea más frágil del equipo.

Finalmente, en lo que toca a Xavi, va llegando y ya recibió su primer mazazo, porque esta histórica eliminación empezó con el 0-0 ante el Benfica en el Camp Nou, en donde no se podía fallar o pasaba lo que pasó en Munich.

Sin embargo, tal como lo declaró el entrenador, esta nueva humillación es otra oportunidad para que sea un verdadero punto de inflexión. Ojo, el Barcelona no se va a reconstruir de la noche a la mañana ni mucho menos por la sola llegada de Xavi... Va a tardar años, va a doler, pero se tiene que trazar el camino e ir desechando lo que no sirve y sumando refuerzos.

Hoy el equipo es de juguete y el baño de realidad fue duro... Toca levantarse y aún con los golpes empezar a caminar.