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España se presenta en la Euro frente a Suecia con la misión de despejar dudas

BARCELONA -- España debuta el lunes en la Eurocopa más especial con un partido que se adivina tan problemático como vital ante Suecia, aspirante inconformista a colarse en los octavos de final y que, de entrada, debería echar tan en falta el liderazgo del joven Dejan Kulusevski como Luis Enrique añorará el del veterano Sergio Busquets.

El equipo nórdico, que se clasificó para la fase final del torneo llegando desde el mismo grupo que ganó España, mantiene en el colectivo su principal razón de ser, más aún después del fallido retorno al equipo nacional de Zlatan Ibrahimovic, forma un grupo compacto, sin fisuras pero falto de un líder nato y argumenta sus resultados en el colectivo.

Parecido al que le llevó a los cuartos de final del Mundial de Rusia, en el que superó la fase de grupos junto a México mientras se hundía Alemania y cayó frente a Inglaterra tras eliminar a Suiza para mostrar ese carácter que le ha acompañado siempre y que en Sevilla representará una piedra de toque especial para calibrar las aspiraciones del equipo dirigido por Luis Enrique.

La ausencia de Busquets se supone le dará protagonismo a Fabián en el centro del campo junto a un Thiago necesitado de explotar sus cualidades en la Roja y, quien sabe, la frescura de Pedri, el último en llegar y que llama a la puerta sin reservas.

Es el mediocampo el centro neurálgico a través del cual España necesita crecer a la espera que la delantera recupere la efectividad en ataque, confiando tanto en la electricidad que por bandas le pueden ofrecer Ferrán, Dani Olmo, Oyarzabal, Sarabia o Traoré como en el acierto de Morata y Gerard Moreno, llamados a pugnar por la punta de ataque y convertir los goles que tanto se echan en falta.

Es esperable que se siga manteniendo el dilema en una portería que desde la jubilación de Casillas que adelantó Del Bosque no ha disfrutado de unanimidad. Unai Simón parece haber ganado la carrera a un De Gea que nunca mostró la seguridad necesaria y por delante de él sería el nacionalizado Laporte quien debiera, junto a Pau Torres, liderar el centro de la defensa, de la que solo los resultados apartarán del escenario a Sergio Ramos, protagonista indiscutible por su ausencia y carne mediática en muchos medios.

España quiere la pelota, la creación desde atrás con rápidas transiciones y ahí el papel de Azpilicueta por la derecha y Jordi Alba o Gayá por la izquierda será igualmente trascendental. Tanto en el ataque como en la rapidez por recuperar la posición corriendo hacia atrás.

Suecia no es un coco pero, tampoco, un rival asequible. Ni mucho menos. A medio camino entre el pasado y el futuro, su presente se sustenta con la ilusión que personalizan Kulusevski, Isak, Forsberg, Olsen o Lindelof pero la veteranía obliga a su seleccionador, Janne Andersson, a nivelar de la mejor manera un equipo que no puede correr durante todo el partido como antaño.

España deberá tomar el protagonismo del juego a través de la paciencia y entendiendo la dificultad de sentenciar por la vía rápida. No se espera que Suecia sea tan débil de entrada como lo fue Rusia ante Bélgica y sí, quizá, que se deba madurar el partido como hizo Italia frente a Turquía, a la que no derrumbó hasta la segunda parte.