BARCELONA -- Kasper Schmeichel será este miércoles una de las figuras que más llamarán la atención en Wembley cuando Dinamarca se enfrente a Inglaterra por un lugar en la final de la Eurocopa.
Camino de los 34 años hace ya tiempo que dejó de ser el hijo de Peter, el ‘Gran Danés’, y se convirtió por derecho propio en un portero de primer nivel. Héroe en Leicester, intocable en su selección y figura indiscutible en busca de un último paso hacia la eternidad.
Al cabo de 53 días de conquistar en ese mismo escenario la primera FA Cup en la historia del Leicester y 25 días después del desvanecimiento de Christian Erikssen que marcó el comienzo danés en una Eurocopa que en aquel momento pareció un torneo de corto recorrido para la dinamita roja, Kasper Schmeichel saltará al templo del futbol inglés dispuesto a dar un paso más en su leyenda personal. Que no es poca...
Por más que las comparacione sean odiosas, habiendo conquistado la Premier League como su padre, alcanzar el hito de ganar una Eurocopa con un equipo también de segundo nivel le colocaría en el olimpo. Un desafío que se adivina casi imposible... Aunque en su carrera y en su vida nada lo hace suponer a priori.
Kasper era un niño cuando su padre era un héroe en Manchester. Tenía cinco años el día que Alex Ferguson reclutó a Peter, procedente del Brondby para ocupar una portería sin dueño fijo en Old Trafford y apenas dos después ya se había convertido en el hijo del ‘Gran Danés’, campeón de Europa con Dinamarca en 1992 y que hasta 1999 sería indiscutible en los Diablos Rojos, despidiéndose con la conquista de un triplete que tuvo en la Champions del Camp Nou frente al Bayern Munich su colofón soñado.
Para entonces, 1999 y camino de los 13 años, Kasper ya había decidido seguir los pasos de su padre y ya había descubierto que la incomodidad del apellido muchas veces supera a las ventajas del mismo, y aunque este último aspecto le ayudó en 2001 para que Kevin Keegan, manager del City que fichó a Peter, accediese a darle un puesto en el equipo juvenil, en el verano de 2009, a los 22 años y con 10 partidos en el primer equipo a sus espaldas, trufados de diversas cesiones a equipos de menor rango, entendió imposible batallar con Joe Hart y aceptó comenzar de cero.
Se cumplen 12 años de aquel salto al vacío en la carrera de Kasper, que pasó de la comodidad de casa a fichar por el histórico Notts County, apadrinado por Sven-Goran Eriksson pero jugando en la cuarta división del futbol inglés y recibiendo un salario alucinante para la categoría (1,3 millones de dólares) que duró un año, antes de, por fin, dar el primer salto adelante.
ERROR Y COMIENZO
Viviendo en las afueras de Manchester Kasper Schmeichel se desplazaba a diario en coche a Nottingham y lo hizo en la temporada 2010-11 a Leeds, fichado por el club de la ciudad en la que ya demostró una calidad incuestionable. Seguía siendo, sin embargo, 'el hijo del Gran Danés' y no estimado precisamente por su nueva hinchada.
El movimiento a Leeds siempre ha sido cuestionado por el propio Kasper, que no tuvo una estancia feliz en Elland Road porque la sombra de su padre era muy alargada, como leyenda del Manchester United, y los fans de los whites mantienen desde siempre un odio visceral (que es correspondido desde Old Trafford) con los diablos rojos.
Así que al cabo de un año, en 2011, Eriksson volvió a llamarle y se lo llevó al Leicester City. Seguía viviendo a las afueras de Manchester pero camino de los 25 años estaba ya listo para abandonar su eterno 'hijo de'.
Pocos meses después Nigel Pearson sustituyo a Eriksson en el banquillo de los foxes y lo que en principio se contempló como una dificultad añadida en la carrera de Kasper acabó por ser la mejor noticia. Pearson le confirmó en el puesto y a partir de allí se convirtió en indiscutible en la portería y le valió su debut en la selección, en un amistoso ante Macedonia en febrero de 2013.
LA GLORIA
Kasper Schmeichel. Portero. Ya por sí mismo una celebridad en Inglaterra y ya relacionado con el interés de clubes de la talla del Milan y, también, del Manchester United de su niñez. Pero en el verano de 2014, tras conquistar el ascenso con el Lester a la Premier League, solventó unir su camino al del club en el que tan feliz se sentía, renovando su contrato por cuatro temporadas y decidido a seguir haciendo historia en Filbert Way.
Y vaya si la hizo. Fue uno de los protagonistas de excepción en la legendaria conquista de la Premier en 2016. Si la pareja Vardy-Mahrez se llevó todos los honores, nada se habría conseguido sin la prestancia de Kanté en el centro del campo, sin la fortaleza de Morgan y Huth en la defensa y, desde luego, sin la presencia de Schmeichel en la portería, que dejó a cero en 15 de las 38 jornadas que jugó completas.
Leo Ulloa y Nathan Dyer, quienes compartieron vestuario con él aquella inolvidable temporada, recodaron tiempo después tanto la capacidad de liderazgo como la solvencia del danés, poco dado a paradas inverosímiles pero increíblemente seguro en todas las facetas.
Hoy, después de haber ganado la primera FA Cup en la historia de un Leicester que ya pelea por codearse con los gigantes de la Premier, Kasper ya es una leyenda en los terrenos de juego, un líder indiscutible tanto en su club como en la selección y ha conseguido algo impensable cuando en 2009 se marchó a jugar en la cuarta división del fútbol inglés: Ahora Peter Schmeichel es 'El padre de'.