Fue un partido de locos en St. James' Park entre Manchester City y Newcastle United por la Premier League. Un partidazo: el campeón perdió a su arquero temprano, anotó, estaba para golear, pero con dos contragolpes, las Urracas lo dieron vuelta y el ingreso de Kevin De Bruyne resultó clave para que el visitante se impusiera 3-2 para volver a prenderse en la lucha por el título.
El gol de Sean Longstaff a los dos minutos, anulado por el VAR, y la lesión y retirada de Ederson a los cinco minutos de juego (por un golpe en la rodilla), luego de un par de situaciones de riesgo generadas por el conjunto de local, parecían anunciar una tarde complicada para los de Pep Guardiola.
Sin embargo, la pérdida, lejos de afectar al City pareció fortalecerlo: se adueñó de la pelota y sometió a las Urracas hasta lograr quebrarlas.
Presión e intensidad muy altas. Multiplicidad de opciones en ataque. El primero podría haber llegado por Jeremy Doku, Julián Álvarez, Bernardo Silva, Phil Foden, Rodri o Josko Gvardiol. Cualquiera de los 10 jugadores de campo. Todos al ataque, todos alternando posiciones, sin dar referencias, ni respiro. Martin Dúbravka fue gran responsable de que todo siguiera 0-0 en 25 minutos, cuando no pudo evitar la genialidad de Bernardo, con una definción de taco para abrir el marcador.
Baile y 1-0. Se venía la noche para Newcastle, que inesperadamente, se iluminó y golpeó por la espalda al City. Literalmente. Dos contragolpes rápidos, con pocos toques y en dos minutos, todo cambió. Las Urracas pasaron al frente gracias a los golazos de Alexander Isak y Anthony Gordon.
Kyle Walker quedó incluído en las dos fotos de festejos ajenos. No pudo detener a ninguno de los dos en el mano a mano.
Fue una ráfaga devastadora para los de celeste, que pasaron de demoninadores a dominados en ese primer tiempo tan genial como cambiante.
El descanso le sirvió a Manchester City para ordenar las ideas. Recuperar su identidad y volver al plan original de asfixiar a Newcastle. La salida de Bernardo no parecía lógica, pero el tiempo le dio la razón a Pep con el ingreso de Kevin De Bruyne. Porque aunque las Urracas no se sometieron mansamente, el asedio rival las obligó a replegarse un poco, con Bruno Guimaraes como su gran salvador. Pero de nada sirvió ante la categoría del volante belga, quien en su tercer partido de regreso tras una larga ausencia, definió de forma exquisita de caño desde la puerta del área para empatar 2-2.
El pelirrojo de 32 años se hizo cargo de organizar a su equipo con su visión de juego y una pegada con una precisión quirúrgica.
Ya en tiempo de descuento, fue el mismo De Bruyne el que terminó de inclinar la cancha, con un pase perfecto desde tres cuatos de cancha para que Oscar Bobb quedara mano a mano y sentenciara el 3-2.
La victoria deja al City a apenas dos puntos del líder Liverpool y la carrera por la Premier vuelve a encenderse.