Marcelo Bielsa comenzó su carrera como DT del seleccionado de la Universidad de Buenos Aires, integrado por estudiantes que practicaban deportes en forma amateur. Y logró sacarle un empate a la reserva de Boca con ese equipo amateur. Pero en 1982 le ofrecieron empezar a trabajar en las categorías inferiores del Newell’s Old Boys de Rosario. Y la Lepra tira…
Su primera tarea fue reclutar jóvenes valores por el interior de la provincia de Santa Fe. Así una noche se apareció en la casa de la familia Pochettino para hablar con los padres de un tal Mauricio y sumarlo a las filas de su equipo. También hizo lo mismo con otros jóvenes aún ignotos: Eduardo Berizzo, Gabriel Batistuta o Ricardo Lunari, quienes llegaron a la pensión de Newell’s de la mano del “Loco”. Es más, alguno de ellos debe haber impuesto el apelativo Loco por la cantidad de horas de entrenamiento que los hacía consumir.
Bielsa llegó a ganar títulos en todas las categorías y divisiones en las que jugó con los filiales del Newell’s, fruto de su obsesivo trabajo de búsqueda y reclutamiento. Dividió el mapa de Argentina en 70 partes de cinco apartados cada una con la intención de probar a más de mil jóvenes futbolistas para recoger a los más válidos en su equipo. En tres meses llegó a recorrer 25.000 kilómetros analizando jugadores. Después de todos estos éxitos con los filiales de Rosario. Al frente de la Tercera División de Newell's, Bielsa obtuvo el campeonato en 1988, lo que llevó a que sea considerado para dirigir al primer equipo el club ‘rojinegro’ en el año 1990.
Bielsa aceptó la oportunidad y subió con él a 10 jugadores del filial de entre 19 y 21 años. Debutó en la fecha 1 del torneo Apertura 1990 (un primero de julio, hace casi exactamente 30 años) con una victoria 1-0 ante Platense, con gol del Tata Martino. Y en un electrizante final mano a mano con River, llegaron empatados en puntos a la última jornada. Los por entonces conducidos por Daniel Passarella cayeron 2-1 ante Vélez, mientras que los rosarinos empataron 1-1 en su visita ante San Lorenzo (abrió la cuenta Ruffini; igualó Zandoná para el local) y se quedaron con el campeonato. "¡Newell's, carajo!", fue el grito de desahogo de quien a esa altura ya era conocido por sus singulares métodos de entrenamiento.
En sus tres temporadas con el primer equipo del Newell’s Bielsa jugó con un sistema 4-3-3 y se convirtió en es el técnico más exitoso de la historia de Newell's, ya que ganó dos torneos de Primera División (la temporada 1990-91 –había ganado el Apertura y definió con Boca que ganó el Clausura, última vez que hubo un solo campeón- y el Clausura 92) y fue subcampeón de la Copa Libertadores, donde cayó ante el San Pablo de Telé Santana. Tras la derrota 6-0 ante San Lorenzo en la fase de grupos de dicho torneo continental, la leyenda dice que unos hinchas lo fueron a increpar a su casa. El Loco salió con una granada en la mano y les dijo: "O se van, o la tiro".
Después de conseguir estos triunfos en dos temporadas consecutivas, Marcelo vio terminado el que sería su primer ciclo en Argentina y se marchó a México para entrenar al Atlas de Guadalajara. En México tuvo mucho éxito tanto en Atlas como con el América después y tuvo la confianza de la Federación de Fútbol de México para recibir una oferta como seleccionador nacional de México, que el argentino decidió rechazar.
El motivo de su rechazo fue la oportunidad de volver a la Argentina y sentarse en el banquillo del Vélez Sarsfield para entrenar al primer equipo del club, que venía de ciclos exitosos de la mano de Carlos Bianchi y Osvaldo Piazza.
Con el sistema de juego 3-3-1-3, Marcelo consiguió la gloria con Vélez. En su primera temporada, en 1997, consiguió terminar cuarto clasificado y la temporada siguiente se hizo con el campeonato Clausura, título que ganó con el 80% de efectividad completando en sus dos temporadas el mejor rendimiento porcentual de cualquiera de sus gestiones como entrenador, con un 65 % de efectividad (42PJ, 23PG, 13PE y 6PP; 86GF 48GC)
Tras el breve paso por España en 1998 al mando del RCD Espanyol, Bielsa aceptó la oferta de la Federación de Fútbol Argentina para entrenar a la Selección Mayor de su país.
Así entonces iba a comenzar un ciclo de Selección que iba a generar grandes expectativas, con algunas alegrías y una gran frustración.
Argentina hizo una espectacular fase de clasificación para el Mundial de Corea del Sur y Japón 2002. El equipo que formó Bielsa era ofensivo, equilibrado y sumamente eficiente. Consiguió los resultados más espectaculares de la historia de la selección argentina en una fase clasificatoria mundialista en términos de victorias (13), de goles a favor (42), de goles en contra (15) y de puntos logrados: obtuvo 43 puntos -¡12 más que el segundo!– con una sola derrota, la segunda mejor defensa del grupo (detrás de Uruguay) y la mejor diferencia de goles (+27), lo que le valió a Marcelo Bielsa el título de mejor seleccionador nacional del mundo en 2001.
Por todo esto las expectativas para el Mundial Cora-Japón 2002 eran enormes. Pero el equipo se volvió en primera ronda, bajo una lluvia de críticas desde lo futbolístico, lo físico y las viejas cuentas que acumulaba el personaje Marcelo Bielsa enfrentado a varios periodistas peso-pesados.
En el aeropuerto de Ezeiza, al volver tras ser eliminado, dejó esta sentencia: “Teníamos la ilusión, sí, y genuina, pero eso no es lo mismo que presunción artificial de triunfo, ganar antes de empezar a jugar, que es típicamente argentino. Claro que me reprocho. Es el mismo estilo que tuvimos en los 40 partidos y lo verdaderamente reprochable es que lo hubiéramos variado. El segundo análisis es la producción. Y para mí fue satisfactoria aunque no obtuvimos los merecimientos. Y luego, hay una autocrítica personal: dispuse de un material excelente y finalmente no se tradujo en un equipo soñado. En la sociedad hay gente noble, franca y también oportunistas. Y cuando hay derrota es de unos pocos y cuando es victoria es de todos. Ese es un principio que le hizo mucho daño al fútbol argentino. Porque nosotros no podemos perder todos juntos. Ganar sí, pero perder, siempre pierde alguien en particular porque la derrota es vergonzosa y humillante. Y así está descripta, pero es mentira. Nosotros estamos orgullosos de lo que hicimos, no estamos avergonzados”.
AFA confió en la continuidad del trabajo y el mismo entrenador, con la misma filosofía de juego, llevó a Argentina a la final de la Copa América en 2004, perdida en los penales contra Brasil, y obtuvo la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas tras ganar todos los partidos del torneo olímpico (17 goles a favor y ninguno en contra en seis partidos) obteniendo el único título oficial que le faltaba al fútbol argentino y la primera medalla de oro olímpica para el país desde 1952.
Los números de Bielsa dicen mucho de su trabajo. Dirigió 82 partidos, ganó 53, empató 18 y perdió 11. Pero mucho más dicen las palabras de algunos de sus dirigidos:
Germán Burgos (arquero suplente en Mundial 2002): “El Loco es el mejor técnico del mundo y la persona más honesta que conocí”.
Roberto Ayala (Fue capitán en muchos pasajes de ciclo): “Marcelo te lleva a sacar lo mejor que tienes. En las piernas y en lo psicológico sabe llegar al jugador, toca fibras que otros no consiguieron antes, con pocas palabras”
Claudio Husaín (jugó con Bielsa en Vélez y Selección): “Tiene ideales propios y es honesto. Es un enamorado y un enloquecido del fútbol. Vive 24 horas para este deporte. No vi otra persona así”.
Javier ZanettI: “Bielsa es el mejor entrenador que he tenido, delante de Mourinho”.
Luego de conseguir la medalla de oro olímpica decidió renunciar. Aún resuenan los ecos de aquella conferencia del 17 de setiembre, en la que adujo haberse quedado sin energías:”El momento me parece el apropiado porque percibí una Eliminatoria encaminada. Ayala puede venir y decirme ‘estuve 60 días y ahora te corrés’. Yo lo pensé y ante eso le puedo decir que me voy antes de que me digan que no soy el mismo. No me voy a arrepentir. Mañana seré independiente y no sé qué voy a hacer en el futuro. Lo miro a la cara para decírselo: lo que no voy a ser seguro es dirigente. Valoré, valoro y siempre valoraré el gesto de Grondona de ofrecerme, tras el Mundial, la renovación del contrato. Siempre traté de que lo que el equipo ofreciera estuviera emparentado con su gusto. Esto generó entredichos, pero siempre lo intentamos. Si quieren un título yo propongo: Grave enfermedad deja sin energía a Marcelo Bielsa. Yo compraría ese diario. Y mi mamá con más preocupación”.
Esa fue la última vez que Marcelo Bielsa dirigió en Argentina. ¿Habrá cuarto episodio?