Se llevó tiempo para tratar de estructurar un proyecto y, lamentablemente, presentaron poco menos que nada.
Después del fracaso de las selecciones nacionales en diferentes categorías, destacando el traspié en Qatar 2022, donde la Selección Mexicana abrigada, no para todos pero sí para muchos, la esperanza de que, a pesar de no llegar en su mejor momento a los mundiales, el equipo siempre daba la cara y conseguía resultados positivos ante conjuntos de mayor nivel.
Y fue la decepción al no lograr pasar de la fase de grupos, sin tener realmente un equipo que ofreciera competencia, pero del que se tenía expectativas de avanzar y pelear por el famoso quinto partido.
A final, los directivos decidieron dar un margen de 60 días para presentar un nuevo proyecto y estructura para selecciones nacionales, todo con el objetivo de una buena preparación de México de cara al Mundial 2026, entendiendo que el conjunto mexicano no necesita cumplir con una eliminatoria al clasificar de forma automática por ser uno de los anfitriones.
En la presentación del proyecto, se habló de muchas cosas que no son nada nuevo y que se habían comentado desde hace años, como desaparecer la multipropiedad, reducir a los jugadores NFM, no solo en alineaciones, sino en la cantidad de futbolistas que puede registrar un equipo.
Se habló del ascenso y descenso, un punto que ha afectado y que ha registrado seriedad al futbol mexicano, y que por más que se ha intentado corregir, son ellos mismos quienes ponen las trabas para que no se lleve a cabo y terminan fijando una cuota a pagar para los tres últimos equipos de la tabla de cocientes.
Por otro lado, se platicó de la intención de un trámite para que más jugadores mexicanos puedan jugar en España, un pasaporte comunitario que le de la facilidad al futbolista de tener acceso a equipos europeos.
En mi opinión, la problemática de este punto se centra más en la generación de futbolistas con capacidad de llamar interés en los equipos de Europa, más que el ponerles una etiqueta con un pasaporte comunitario.
Los torneos de Liga MX no cambiaron en nada, serán cortos y con dos liguillas, aunque sí fue atinado quitar el Repechaje, fomento de la mediocridad. Pero sigue siendo lo mismo, con el único ingrediente de premiar a quien más puntos sume sin necesidad de ser campeón, como lo hizo el América de Santiago Solari.
No creo que se le deba dar un título, en mi opinión, deberían otorgar un premio económico para generar exigencia y competencia, porque no se puede agregar un título solo por sumar puntos en un torneo donde aparecen dos campeones diferentes en las liguillas.
Creo que todo se resume en la frase “atole con el dedo”. No se terminó por presentar nada nuevo.
Siguió en el aire la designación de un nuevo Director Técnico para la Selección Mexicana. Se dio la designación de Ares de Parga para cumplir con una función en la que no tiene las exigencias ni garantías que se requiere, siendo él importante en el aspecto financiero, pero no en lo deportivo.
Se llevó tiempo para tratar de estructurar un proyecto y, lamentablemente, presentaron poco menos que nada, si acaso, se salva por la decisión de eliminar el Repechaje a partir del Apertura 2023.
Un poco más con lo mismo de siempre.