LOS ÁNGELES — El mismo día que recibió la invitación para regresar a la Selección Mexicana, ese mismo día, Andrés Guardado decidió abdicar al trono ficticio, pero innegable, de Principito. El Tri, a partir de este martes 16 de mayo de 2023, es un capítulo cerrado en su vida: cinco mundiales, 180 partidos y el anecdotario de felices gestas y amargos desengaños.
Un Principito que no tuvo rey ni tampoco reino con Selección Mexicana, pero, eso sí, súbditos donde asentó sus monarquías de clubes, en Guadalajara, La Coruña, Eindhoven y Sevilla.
Como los pájaros que escapan de la jaula: se llevó los sueños y dejó las pesadillas. Decidió viajar ligero, empacando sólo la felicidad. Joaquín Sabina sostiene que “los pájaros no saben de despedidas, ni dejan prisioneros cuando se van”.
Un video prolijo, emotivo, chantajista, de esos que te apergollan el corazón hasta que sangras por los ojos, fue el auto tributo de despedida. En el mensaje, recuerda principalmente al “Loco” que le cambió la vida: Ricardo LaVolpe, y en imágenes sucesivas de glorias y fracasos, de podios y purgatorios, reseña al mocoso de los largos caireles y largas estampidas, hasta el tipo adulto, maduro, veterano, de cabello corto y vivencias largas.
Atlista. Y el que es atlista lo es por siempre, porque se elige el fuego eterno de la incertidumbre. Atlas no es un equipo, ni una religión, ni un dogma, ni un sitio mitológico en El Paradero, poblado de margaritas que siempre decían quizás en el último pétalo, como si fuera el último minuto de juego. Atlas es utopía, ese sitio inexistente donde se llega más pronto por la vigilia que por el Bicampeonato. Es el encanto del misterio porque es inevitable.
Alguna vez, en una Copa Oro, Guardado abandonaba la zona mixta. Era una figura cómica, pero distinguida, porque enarbolaba las huellas de la batalla. Arrastraba el pie izquierdo y cojeaba del derecho. Le ofrecieron ayuda para llevarlo al autobús. Se negó. Claro, padecer, se padece mejor con los honorables agravios de la victoria.
—¿Duele Andrés?—
“¡Y debías haber visto cómo quedó el otro!”, bromeó. De repente se puso serio: “El futbolista siempre juega con dolor, y cuando ganas, es una forma maravillosa de ser feliz”, agregó.
Protagonista del documental “Six Dreams” de Amazon Prime, previo al Mundial de Rusia 2018, se manifiesta su diario vía crucis para estar en la cancha. Una despiadada artrosis en ambas rodillas le condicionaba, ya desde 2017, su presencia con el Betis semana a semana.
Estuvo en Qatar 2022. O, mejor, estuvieron los vestigios de ese notable jugador. Llegó ahí por la obsesión de esa quinta estrella, esa de estar en una quinta Copa del Mundo. Jugó sólo 42 minutos. Hecho estragos físicamente tras una labor de galgo y sabueso sobre Argentina, lo sustituyó Erick Gutiérrez.
En el video de su exclusión del Tri, Andrés Guardado cita a El Principito de Antoine de Saint-Exupéry, y puntualiza un pasaje como reflexión y aprendizaje. “Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo que a los demás. Si logras juzgarte a ti mismo eres un verdadero sabio”. Lo resalta como código de conducta.
El Principito, que mire Usted tiene en un zorro a su mejor amigo, le habría dejado también un resumen capitular de su vida: “Es preciso que soporte dos o tres orugas si quiero conocer a las mariposas”.
Este martes, pues, Andrés Guardado anuncia su retiro del Tri. El de un Principito con muchos blasones, pero sin más reino que la Concacaf con la Selección Mexicana, aunque con diversas y fastuosas monarquías en Guadalajara, La Coruña, Eindhoven y Sevilla.