LOS ÁNGELES -- Aquiles era tan frágil y vulnerable como su talón. La FMF, la nueva FMF, es tan frágil como su propia ingenuidad y sus inconsistencias. Ser bisoño, neófito, se exime, se justifica, pero también aburre si persevera.
A ‘La Bomba’ ya le estallaron dos bombas, o tal vez sólo petardos. Uno de fabricación suya y otro de confección ajena, y en manos de su peor enemigo.
Juan Carlos Rodríguez descubrió –eso sí, a tiempo--, al epítome de la soberbia: Ricardo La Volpe. Y también al epítome de la incompetencia: Míkel Arriola y su Leagues Cup. El primero fue su error, el segundo una emboscada heredada por Decio de María y Enrique Bonilla.
El primer desacierto, el de La Volpe, queda como un estigma. Aunque después recula a través de Twitter, el argentino primero despotrica contra Ivar Sisniega, que, como escudero de ‘La Bomba’, es lo mismo que despotricar contra ‘La Bomba’.
Las reacciones inmediatas son determinantes. Ricardo Peláez asegura que La Volpe sabía exactamente lo que pretendían de él en el Concejo (así con “c”) de Sabios. Y después, la FMF lo despide sin –según La Volpe—, haberlo contratado.
El técnico argentino duró en dicho comité de la FMF menos de lo que duró en el consultorio de la Podóloga en Chivas. Ahora deberá esperar si también es relevado y relegado en las transmisiones de TUDN. Porque quien se mete con Sisniega, se mete con ‘La Bomba’, y quien se mete con ‘La Bomba’ se mete con Emilio Azcárraga Jean.
¿Hizo bien La Volpe en revelarse y rebelarse ante los medios en lugar de inconformarse directamente? Era de esperarse. Al virtuoso Dr. Jekyll se lo tragó de nuevo Mr. Hyde. Caso clínico de ciclotimia.
Aunque después quiso congraciarse, y se culipandeó en posteriores entrevistas, increpado ya por el propio Peláez, pero también el mensaje era claro: si todo iba bien, La Volpe quería colgarse medallas; si todo iba mal, salvarse de la hoguera de leña verde.
La lección es para Juan Carlos Rodríguez también. No puede delegar todo en gente incapacitada para asumir la responsabilidad. ‘La Bomba’ es un notable cerrador de ventas. Le puede vender peines a un calvo.
Lo demostró al resucitar la Copa América Centenario, cuando la histérica Conmebol se había levantado de la mesa de negociaciones. O cuando rescató a los clubes mexicanos ante la caótica resaca financiera de la pandemia.
¿Impericia de inexperto o ingenuidad de inocentón? ‘La Bomba’ debe entender que para la afición mexicana, el vulgo futbolero, la FMF es La Casa de Bernarda de Alba, pero en una versión mezquinamente moderna, respecto a la obra de Federico García Lorca y esa trama con todos los pecados capitales de la humanidad.
Ganar la Copa Oro no alcanza a extorsionar a la afición mexicana, cuya piel de rencor aún supura y no supera, ni el patético Mundial de Qatar ni las consistentes humillaciones ante Estados Unidos.
Seguramente sin pretenderlo, porque tipos ciclotímicos como La Volpe son listos, pero no inteligentes, nunca pretendió reavivar el encono hacia dirigentes del futbol mexicano, que, encima, inevitablemente, son vistos como nuevas cataplasmas exudadas por el capricho de Azcárraga Jean.
Lo más saludable es que con las reacciones de la afición, Juanca Rodríguez se va dando cuenta que la saludable decisión de ungir a Jaime Lozano como técnico absoluto del Tri, no basta si no van acompañados, sus proyectos, sus determinaciones, con la solvencia indiscutible de los resultados.
La Volpe agrietó, sin duda, el Castillo de la Pureza en Toluca. Su abrupto berrinche hizo parecer que toda la parafernalia anunciada por la FMF tenía más boquetes que los que la portería del mismo argentina en su aciaga estadía con el Atlante de México.
Desvincular de un tuitazo a La Volpe era una medida necesaria. Ciertamente es el tipo que mejor ve el futbol en México, al lado del ‘Turco’ Mohamed, pero cada zorra carga su cola. El primero, un monumento a la soberbia, y el segundo, a la holgazanería, más allá de sus sólidas y sospechosas relaciones comerciales con promotores como Uriel Pérez, testaferro de Christian Bragarnik.
Y después, el hazmerreír en la Leagues Cup. Una copa baratija, de bisutería, a la que el futbol mexicano está obligado a asistir. Es mentira que los clubes quisieran participar en ella. Pero, más allá de la encolumnada y sospechosa lealtad, casi servil de Arriola a la MLS, es un bocado envenenado que ya se venía masticando inevitablemente desde las épocas de Decio de María y Enrique Bonilla.
Los clubes mexicanos tomaron a la ligera esta competencia. Les estorba. Lo peor es que el mismo Arriola ya anunció la edición 2024, a jugarse después de la Copa América. Y México no puede decir que no, por la, tan comentada aquí, amenaza sembrada de documentos del #FIFAGate.
Semejantes situaciones, la de La Volpe y la Leagues Cup, terminaron por estercolar toda la bondad en el informe del Concejo (así con “c”) de Sabios. Claro, ya la FMF, tras el enésimo exabrupto lavolpiano, habló con Fernando Hierro, Rafa Márquez, Carles Puyol y demás afiliados, para que no salieran a escena a lanzar piedras a la casa de cristal de la FMF.
Por lo pronto, habrá nuevos anuncios, más allá de la inmediata convocatoria de Jaime Lozano para los juegos contra las poderosísimas escuadras de Australia y Uzbekistán, en Dallas y Atlanta, más allá de que la oficina central de SUM ya fue apercibida de que en los próximos años, si hay que invertir más, en mejores rivales, en Fecha FIFA, deberá hacerlo.
La moraleja de todo esto, es para ‘La Bomba’, quien de repente, tras exitosos pasajes en organizaciones televisivas y de administración futbolera, irá entendiendo el capo minado, el terreno entrampado que es el mundo del futbol, aunque ya su mayor victoria, hasta el momento, es haberse desecho de toda injerencia e intromisión de los grupos multipropietarios en el futbol: Orlegi, Pachuca, Caliente y Azteca, al exiliarlos de la toma de decisiones y de sus amañadas complicidades.