Edson Álvarez, Andrés Guardado e Hirving Lozano revivieron el Mundial de 2022 en el que México fracasó de forma rotunda, y lejos de alguna autocrítica, los tres ‘cabecillas’ del Tri señalaron a Martino como el culpable.
Bienvenidos a un nuevo capítulo de pretextos, teorías de conspiración y revelaciones alrededor del surrealista futbol mexicano.
En días recientes, varios futbolistas nacionales se dieron a la tarea de revivir el Mundial de Qatar 2022, pero lejos de realizar alguna autocrítica, se enfocaron en repartir culpas y en señalar al villano —según ellos— del histórico fracaso en dicha justa: Gerardo Martino.
Desde “nos trataban como niños chiquitos”, “no podíamos ser personas” y “éramos muy cercanos y después fui un extraño”, las justificaciones de tres hombres de peso en la Selección Nacional fueron dirigidas al entrenador argentino.
Hirving Lozano no dijo nada de su triste rendimiento en los tres partidos; Andrés Guardado, tampoco sobre que fue convocado como una especie de homenaje para que jugara su quinta Copa del Mundo, pese a que no tenía merecimientos ni nivel para aparecer en la lista final; si acaso lo de Edson Álvarez es historia aparte, porque desde luego que debió jugar ante Argentina, aunque esto no habría alterado el resultado.
Es entonces que el nuevo debate de estos días alrededor del Tricolor es la teoría —o certeza para muchos— de que Gerardo Martino “vendió o regaló” el partido ante Argentina de forma premeditada, debido a que no quería que la selección de su país quedara eliminada del Mundial en la Fase de Grupos.
Al ‘Tata’ se le puede acusar de miedoso, precavido, timorato o hasta poco audaz al plantear el duelo ante la albiceleste en el que priorizó defenderse para buscar arañar un empate a la espera de que Messi no apareciera; sin embargo, de ahí a afirmar que se “vendió” y argumentar que la “prueba” es la suplencia de Edson Álvarez, es un absoluto absurdo.
La teoría conspirativa señala que el hecho de que el técnico de México en Qatar 2022 fuera argentino generó un “conflicto de interés”, ya que por natura no podía ir en contra de su país e intentar derrotarlo. ¿No se han enterado que desde hace años la globalización también alcanzó al futbol? o ¿qué acaso Marcelo Bielsa no le ganó con Uruguay a la selección campeona del mundo en las eliminatorias el año pasado?
Esto no es otra cosa que una más de esas infinitas historias en las que el aficionado mexicano promedio y muchos porristas disfrazados de comunicadores, intentan justificar un fracaso y la medianía del balompié nacional.
Ejemplos sobran: Mejía Barón no metió a Hugo en Estados Unidos 94’, porque de haberlo hecho se le ganaba a Bulgaria; Lapuente se equivocó al poner a Rodrigo Lara de central frente a Alemania y Luis Hernández falló un gol hecho, en Francia 1998; Javier Aguirre se confió ante Estados Unidos y falló al sacar a ‘Ramoncito’ por el Matador en el primer tiempo, en Corea-Japón 2002; el golazo de Maxi en 2006; alinearon al ‘Bofo’ en 2010; el “no fue penal” en 2014; y las rotaciones de Osorio, en Rusia 2018.
En ninguna de estas reconocidas conclusiones se hace referencia a la responsabilidad del futbolista mexicano, a su poca preparación psicológica, al escaso roce internacional que suele tener, y a que los directivos del balompié nacional son cómplices al fomentar la mediocridad en el torneo local y en las elecciones erróneas de los entrenadores.
El diagnóstico siempre es un lamento o un pretexto más que una causa. Por eso hoy no extraña que se reviva la Copa del Mundo de Qatar y que algunos ‘cabecillas’ de la Selección salgan a señalar al entrenador, que tuvo una responsabilidad y grande en el fracaso, pero desde luego que no fue el único.
Hoy el Tricolor está dirigido por un director técnico designado por los futbolistas, con lo inverosímil que esto resulta. Jaime Lozano —de momento— sí les cae bien, sí los trata como personas y sí respeta las jerarquías de las llamadas ‘vacas sagradas’ y con eso —por ahora— es más que suficiente.
La realidad, más allá de las versiones y justificaciones tardías del ‘Chucky’, Guardado y Álvarez, indica que la Selección Mexicana está muy distante de la élite futbolística y difícilmente cambiará de rumbo, porque tras ese sonoro e histórico fracaso en Qatar 2022 que hoy se pretende aminorar, nada ha cambiado: prevalecen los mismos vicios, prácticamente la base de aquel equipo es la misma que se medirá hoy a Panamá, y solamente se le cambió el nombre a los puestos de algunos directivos en la FMF.
Sí, seguramente con un comisionado que entiende nada de futbol y mucho de comercialización, el Tricolor llegará a Cuartos de Final o Semifinales en el 2026. Sí, seguramente.
Con toda certeza, cuando ocurra la eliminación en el Mundial del que México será uno de los anfitriones, surgirá un nuevo pretexto o alguna teoría de la conspiración que provocó que el querido Tri no trascendiera.
Para eso sí, para eso sí somos los campeones.