Memo Ochoa es un futbolista que vive entre el elogio, en algunas ocasiones excesivo, y la crítica más voraz cuando falla, tal como sucedió tras su actuación en la Final de la Nations League ante Estados Unidos.
Guillermo Ochoa vive en medio de los aplausos y la condena. No hay medias tintas alrededor del guardameta mexicano: lo aman o lo odian, lo enaltecen o lo ‘crucifican’.
La derrota de la Selección Nacional a manos de Estados Unidos en la Final de la Nations League, abrió un nuevo capítulo en torno a la figura del futbolista de 38 años, referente del balompié azteca. Guste o no.
En los primeros minutos del encuentro, realizó una buena atajada ante el verdugo moderno del Tricolor, Christian Pulisic, haciendo gala de reflejos bajo sus postes al desviar lo que pintaba como un golazo.
La acción resultó suficiente para que la horda de aplaudidores de Memo, principalmente sus “amigos” de los medios de comunicación, actuaran en nado sincronizado en las redes sociales para colocarle la etiqueta de “héroe nacional” y “salvador de la patria”.
Sin embargo, en la agonía del primer tiempo un disparo muy lejano, ciertamente potente, fue atacado de forma tardía por el arquero, que se convirtió en cómplice de los estadounidenses para que se abriera el marcador.
Llegó entonces la respuesta de los detractores de Ochoa: memes, burlas, críticas despiadadas y más se desataron para pedir que ya no se le convoque a la Selección.
Son las dos caras de la moneda, es lo que provoca Guillermo Ochoa, quien está decidió a llegar a su sexta Copa del Mundo en 2026, y por ahora, con todo y que para entonces tendrá 41 años, hay altas posibilidades de que alcance su objetivo.
La capacidad del examericanista tendría que estar alejada de toda duda, pues ha forjado una carrera dentro y fuera de México, y no se diga en el Tricolor.
Como le sucede a prácticamente todos los mortales, futbolistas o no, su trayectoria tiene cimas y pozos, caminos que suben y bajan, momentos en los que todo fue dulce y otros marcados por la amargura. Y en un balance lo más objetivo posible, puede afirmarse que la historia de Memo se contará con más luces que sombras.
Ha jugado en cinco países: México, Francia, España, Bélgica e Italia. Pertenece al selecto grupo de ‘Cinco Copas’ al lado de leyendas como Antonio Carbajal, Lotthar Matthäus, Rafa Márquez, Andrés Guardado, Cristiano Ronaldo y Leo Messi. Y apunta al sexto para convertirse en el primero que lo consigue.
En contraparte, cuenta descensos en Francia, España y esta temporada en Italia; es el arquero más goleado en una temporada en historia de LaLiga y supera las mil anotaciones recibidas.
Sin embargo, no son necesariamente los números los que definen la longeva trayectoria del guardameta nacional. Ha sabido mantenerse vigente, claramente procura un cuidado especial a su físico y esto le permite competir en el alto nivel.
Que sus errores en Italia son frecuentes, es verdad, así como sus apariciones en el ‘11 ideal’ de la jornada. Acierta y falla.
Ahora, es una realidad que con el paso de los años sus condiciones se han ido mermando, los reflejos ya no son los mismos, tampoco la potencia de piernas, pero no está acabado ni al borde del retiro.
Nunca fue bueno en las salidas aéreas ni mucho menos en el manejo del balón con los pies, así que en dichos aspectos no acusa ni progresos ni retrocesos.
Y en Selección Nacional, le tocó en esta etapa final de su carrera lidiar ante pobres competidores tras el retiro del Tri de los Chuy Corona, Alfredo Talavera y compañía. Hoy asoma Luis Ángel Malagón, su sucesor en el América, como el posible competidor que puede amenazar su titularidad en 2026, aunque falta mucho tiempo e infinidad de cosas están por escribirse.
Terminará la temporada con el desahuciado Salernitana y será agente libre a sus 38 años para buscar una nueva aventura. La MLS, seguir en Italia en donde ha forjado un nombre o hasta un posible regreso a México, figuran como sus alternativas.
Lo que apunta como una certeza es que con Jaime Lozano o sin él, Memo Ochoa seguirá siendo el titular del arco tricolor al menos en la Copa América, para beneplácito de sus aplaudidores y malestar de quienes lo pretenden jubilar.