Javier Aguirre ya palpó el tamaño de desafío que tiene en la Selección Mexicana, un equipo que arrastra una crisis futbolística y ahora el abandono de la afición
Tras un partido dirigido en su tercera etapa al frente de la Selección Mexicana de Futbol, Javier Aguirre ya tiene un diagnóstico certero: el paciente está más delicado de lo esperado.
Aunado a la crisis futbolística que se arrastra desde hace cuatro años y a la ausencia de jugadores mexicanos en la élite del balompié mundial, se sumó un nuevo síntoma que agrava la situación: la siempre fiel e incondicional afición que nunca abandonaba al Tri ya se cansó de tantos fracasos, de directivos incompetentes y de decisiones tomadas con las rodillas.
El público en Estados Unidos abandonó al equipo en el amistoso frente a Nueva Zelanda, y la entrada que se augura para el duelo ante Canadá esta tarde tampoco será espectacular.
El ‘Vasco’ y su auxiliar de lujo, Rafael Márquez, tienen en puerta una labor titánica: sacar del pozo de la mediocridad a un equipo que ya tocó fondo, y recuperar la confianza del espectador al que ya no le basta con apelar a la nostalgia de ver a los suyos en territorio estadounidense.
Y en México tampoco es que el conjunto azteca tenga garantías en cuanto al respaldo de la afición. El hartazgo es general y para nada gratuito. Han ido y venido técnicos, futbolistas y directivos, y la historia no cambia, la Selección es un éxito comercial y un fracaso deportivo.
La buena noticia con la llegada de Aguirre que no era el candidato ideal —Guillermo Almada tenía el perfil perfecto para salvar el barco—, es que al veterano entrenador no lo van a manipular, no le van a imponer convocatorias ni mucho menos esas “ideas brillantes” de “renovación” o veto a algunos futbolistas.
Tendrá poco tiempo de trabajo rumbo al Mundial de 2026 y nula exigencia en cuanto a las competencias previas debido a que el Tri no disputará eliminatoria al ser uno de los anfitriones.
El ‘Vasco’ hará lo que pueda con una selección que no ilusiona ni entusiasma en lo absoluto, debido a que está plagada de futbolistas muy lejos de las grandes ligas, quienes quedan exhibidos cuando compiten ante verdaderas potencias.
El paciente está más grave de lo que le contaron al ‘Vasco’ y de lo que pudo advertir a la distancia. Ahora toca salvarlo, pero la tarea no luce sencilla.