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Lo que me recuerdan ellas

Las mujeres futbolistas, profesionales o no, tan sólo con verlas contagian al instante

MÉXICO -- Está claro que el contenido del escritor, o del autor en cualquiera de sus expresiones para ser más generales, está totalmente influenciado por alguna idea que da vueltas en su cabeza y busca acomodo. Escribir, para mí, es una forma sana para dar salida a un montón de pensamientos que me es complicado, o demasiado desafiante, compartirlos de otra forma. Por esta razón aseguro que todo escritor es congruente, escribe sobre lo que trae dentro, algunas veces con mayor tino y en otras sin lograr cumplir con su objetivo.

Hoy me doy cuenta que en el tiempo que llevo escribiendo nunca le he dedicado un solo escrito al fútbol femenino. Excusarme por ello (teniendo en cuenta lo explicado en el primer párrafo) sería inapropiado, lo que sí reconozco, es que el fútbol femenino, al día de hoy, ocupa un lugar en mi mente. Muchos esfuerzos se han realizado, por parte de la FIFA y las distintas Federaciones, para proveer a las mujeres de marcos dignos para que ellas puedan practicar, de forma profesional, el deporte que tanto disfrutan.

Poder aportar al fútbol femenil, como entrenador de preferencia, es mi asignatura pendiente. Más allá de las diferencias (nunca limitadoras) físicas, soy un creyente que las mujeres tienen capacidades, como la coordinación específicamente, mucho más desarrolladas que los hombres. Aún más importante, la disciplina, atención y el entusiasmo con la que realizan sus actividades se refleja en el terreno de juego, todas ellas son cualidades que facilitan el trabajo del entrenador. Dirigir, guiar, o coordinar el esfuerzo de un grupo de mujeres futbolistas es sin lugar a duda una responsabilidad altamente desafiante porque ellas, por naturaleza, estarán sumamente comprometidas y eso puede generar que un entrenador quede evidenciado.

El hombre, en cualquier ámbito, suele ser más preguntón, desafiante, desconfiado. Se requieren argumentos sólidos para lograr convencer o inspirar a un varón, y si es futbolista el reto aumenta. Las mujeres son entregadas, porque así entienden la vida, y el confiar en los demás las hace ir ligeras de equipaje. Las mujeres en el fútbol nos recuerdan lo gozosa que puede ser esta actividad. Las mujeres futbolistas, profesionales o no, tan sólo con verlas contagian al instante. Qué valor y cuanto coraje debe de haber en ellas para que en “el deporte del hombre” ellas puedan transmitir tan bonito mensaje.

Un poco de su anterior Mundial, la final de la Liga de Campeones Femenina de la UEFA, partidos del Puebla Femenil en vivo, algunos juegos por TV de la Liga Mx Femenil y la experiencia de haber entrenado junto a mujeres (que con orgullo y respeto invité) han exterminado el prejuicio que quizá hace 15-20 años tenía. Lo importante de esto es que todas esas ideas equívocas acerca de la capacidad de las chicas para jugar al fútbol fueron derribadas simplemente por la pasión con la que ejercen la profesión. No han sido necesarias (pero está muy cerca de lograrse) exhibiciones futbolísticas extraordinarias para darnos cuenta que ellas merecen un espacio en este mundo que tan celosamente cuidamos.

Verlas disfrutar y reconocer en sus gestos y acciones, el frenesí con el que viven el deporte, es un mensaje directo para el varón, que ellas, no solamente merecen estar aquí, sino que vienen a recordarnos (o enseñarnos) que el fútbol si no se vive al 100% no es fútbol. Esto lo aplaudo. La mujer ha asumido que el terreno de juego debe de ser “únicamente” una extensión de su realidad.

Quiero agradecerles a todas ustedes por lo que me han enseñado y reconocer, por anticipado, que aún hay mucho que debo de aprender. Mi deseo e invitación es que continúen sumando, desde su autenticidad, junto con los futbolistas hombres a dignificar tan honorable profesión.