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No es para cualquiera

ESPN

Chivas ya se desprendió de algunos indisciplinados y ahora deberá hacer lo propio con faltos de compromiso

El los últimos tiempos, el escudo de la Chivas ha sido lastimado, lacerado y hasta pisoteado.

No solo por aficionados de otros equipos sino por algunos de sus propios jugadores que increíblemente no han entendido el privilegio que conlleva vestir la camiseta del “chiverío”.

Las burlas hacia los malos resultados de Chivas no quedan solo en memes o en bromas pesadas, sino que además la grandeza del equipo ha sido cuestionada por quienes se olvidan del pasado y destacan solo el lastimado presente, cuando se trata de medir y entender la grandeza de un club de fútbol a lo largo de toda su historia.

Pero el pasado reciente y el presente, dista mucho de lo que este club debería presumir.

Técnicos, directivos y jugadores han ido y venido, pero Chivas sigue sin ocupar el lugar que debería en gran manera por la irresponsabilidad de algunos futbolistas que confunden el privilegio de su profesión en Chivas, con la libertad de hacer lo que quieran sin importar el escudo que representan.

Hace unos días, Uriel Antuna ofreció una entrevista en la que no sólo faltó al reglamento interno y el proceso de entrevistas del club, sino que además se ganó los abucheos de la afición al abrir la puerta a jugar en el odiado rival. Un pecado imperdonable tanto en Chivas como en América.

Desde su contratación, yo fui de los que celebró y apoyó la llegada de Antuna a Chivas, sin embargo, el veloz volante mexicano encabeza la lista de futbolistas que no han valorado esta camiseta y que a pesar de su notable talento, la falta de amor sincero hacia el equipo lo hará quedar como solo uno más en las filas del equipo.

Ojalá me equivoque, pero al menos para un servidor, sus días en Chivas deberían están contados.

Ricardo Peláez debería buscar venderlo cuanto antes para recuperar algo del gasto que representó ante la escasez de resultados. Y dejo en claro que talento tiene, y de sobra. Pero le falta compromiso, y peor aún, el ya mencionado amor por Chivas.

Mientras Peláez siga en Chivas, el futuro del club pinta para estar en muy buenas manos, pero Ricardo está para guiar al club en lo deportivo, no para andar, como el mismo ha dicho, de niñera convenciendo y regañando a mal portados.

Chivas ya se desprendió de algunos indisciplinados y ahora deberá hacer lo propio con faltos de compromiso, pero si en tiempos normales el factor económico era importante, en crisis económica post pandemia, peor.

La carrera de Oribe Peralta no está ni estará nunca en tela de juicio, pero saber que el jugador mejor pagado de Chivas tiene apenas contados segundos en la cancha, debería ser factor suficiente para que el propio examericanista busque su salida del club por sinceridad con él mismo y con el equipo.

Hace unos días aseguró que le habían ofrecido seguir su carrera en Chivas en otro rol, tras el retiro. Idea que por el momento ha descartado. Sólo él sabe por qué. Porque nivel de juego, ya no tiene.

Chivas deberá hacer una limpia. Otra vez. Sin descuidar sus finanzas para no regalar nada y tratar de recuperar algo. Pero más que dinero, el Rebaño necesita amor verdadero de parte de sus jugadores. De todos. No solo de algunos.