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La equidad en el deporte estadounidense, ¿una utopía?

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Alex Morgan anhela un mundo con equidad para su hija. (2:40)

La futbolista platica sobre como es viajar con su hija a las concentraciones y su trabajo diario por ser la mejor futbolista. (2:40)

Hay quien dice que el párrafo correcto no debe iniciar con una pregunta. Pero, ¿cómo hablar de un tema tan sensible como la equidad de género, cuando el que lo escribe es un hombre?

A lo largo de los siglos, las mujeres han tenido que abrirse paso en contra de las trabas y prejuicios en la vida. Y por supuesto, el deporte no es la excepción.

Lo que nos lleva al tema de la igualdad de salarios, tópico siempre vigente, y mucho más aun luego de que la Federación de Fútbol de Estados Unidos (USSF) anunciara recientemente propuestas de contrato idénticas a sus selecciones de futbol masculino y femenino.

El ofrecimiento, pendiente a aprobación, busca presuntamente garantizar que ambos conjuntos permanezcan entre los mejores pagados. Sería algo "justo", tomando en cuenta que las féminas norteamericanas, ganadoras de cuatro mundiales e igual número de oros olímpicos, han tenido mejor desempeño que sus homólogos.

Ojo, no nos equivoquemos. La brecha salarial en los deportes es algo que avanza con el tiempo. Repasemos sus luchas, avances y lo que falta.

Una sola mujer en el Top 25 de Forbes

La superestrella del tenis femenino, la nipona Naomi Osaka, ganó $60 millones en 12 meses, de acuerdo a la última lista de Forbes. Pero solo $5 millones fueron por méritos deportivos, pues $55 millones los ingresó a través de auspicios.

Solo Roger Federer, LeBron James y Tiger Woods generaron más dinero en auspicios que la nipona.

De hecho, los $55 millones en patrocinios es un récord global para una deportista femenina, quebrantando su propia marca del año pasado, unos $37 millones.

Previo a eso, la también tenista y ahora retirada María Sharapova ostentaba el récord con $29.7 millones en 2015.

La próxima mujer en el listado es Serena Williams, en el puesto número 28, habiendo ingresado $41.5 millones, de los cuales solo $1.5 son en méritos deportivos.

Disparidad de salarios entre WNBA y NBA

Las seis figuras eran algo común en el mundo del básquetbol, excepto para las mujeres. No obstante, eso cambió.

Pero, para que tengan una idea, la WNBA celebró su primera temporada en 1997 gracias a la iniciativa del fenecido comisionado David Stern. Bajo su mando, la misma NBA era dueña de las primeras ocho franquicias femeninas.

Luego, se sumaron organizaciones con dueños independientes y hoy en día son 12 equipos de la WNBA.

En 2020, se anunció el nuevo Acuerdo de Negociación Colectiva (CBA, por sus siglas en inglés) entre las jugadoras y la liga, que durará ocho años.

Por primera vez en la historia de la competición, las mejores jugadoras podrán ganar una compensación en efectivo de hasta $500 mil, lo que representa más del triple de la compensación máxima bajo el acuerdo anterior. Esto se verá reflejado en 2027 en su totalidad.

Mientras tanto, las legendarias Diana Taurasi y Sue Bird están en el selecto grupo que tiene un contrato 'supermax', de unos $221,450 mil en 2021. Eso es un porcentaje de casi $7 mil mensual en la campaña de 32 juegos.

Un 'supermax' en la NBA es de cinco años y más de $200 millones. El porcentaje por juego sería de unos $487 mil. Los ingresos, cantidad de partidos (82 vs. 32), aficionados pagando boletos, comprando mercancía y contratos televisivos son muy diferentes. Por eso el abismo de salarios.

Pero lo bueno para la WNBA es que, además, el 53 por ciento en la compensación total en efectivo, que consiste en el salario base, bonificaciones y galardones, también está en marcha. La compensación en efectivo promedio para las jugadoras superará las seis cifras, con un promedio de casi $130,000.

Antes de este convenio, algunas jugadoras tenían que irse a jugar a Europa con tal de ganar más.

El salario mínimo para un jugador de NBA con cero años de experiencia es de $925 mil, cuatro veces más lo que generan las máximas estrellas de WNBA en la actualidad.

Boxeadoras se las arreglan en MMA

Claressa Shields (11-0, 2 KO's), una de las más grandes de todos los tiempos -si no la que más- tras convertirse en campeona indiscutible en dos distintas divisiones, es una de las atletas más vocales en cuanto a la disparidad salarial.

La también medallista olímpica tuvo que dar el salto a las artes marciales mixtas, mientras igualmente sigue boxeando, con tal de generar más ingresos.

"Hay una disparidad injusta. No existe boxeador masculino que haya logrado lo que yo he hecho y es increíble lo mucho menos dinero que genero", dijo Shields en una entrevista a Good Morning America.

La púgil estadounidense, de 26 años, aspira ahora en la Professional Fighters League (PFL) a competir por un $1 millón, cifra la cual nunca se le ha ofrecido en boxeo femenino.

Por hacer historia en 2020, según The Washington Post, a Shields se le pagó $300 mil. ¿Acaso es lo justo para ser la denominada la mejor de todos los tiempos en boxeo femenino?

La brasileña Amanda Nunes, por ejemplo, indiscutible (G.O.A.T) de la rama femenina en UFC, se le garantizó $500 mil en su último combate.

Por eso otras famosas boxeadoras y con etiqueta de leyendas como la boricua Amanda Serrano (43-1-1, 30 KO's) también dio el salto a MMA, mientras continúa boxeando al mismo tiempo (similar a su amiga Shields) y defendiendo sus cinturones de la OMB y el CMB.

Serrano está a punto de igualar la marca de nocauts para una peleadora femenina, la cual todavía posee la Salón de la Fama Christy Martin, quien cuando inició a boxear bajo la tutela del promotor Don King, solo generaba $5 mil por pelea.

El deporte femenino gana terreno

Cada vez hay mayor inversión en los equipos de mujeres en todo el mundo. Sí, es cierto que sigue siendo una fracción 'diminuta' comparado con los conjuntos masculinos, pero todo va en ascenso.

En 2020, Olympique Lyonnais Groupe de Francia (dueños del Lyon masculino y femenino) adquirieron por $3.1 al Seattle Reign, uno de los equipos fundadores de la NWSL, y lo renombraron OL Reign.

Asimismo, el Real Madrid compró el CD Tacón madrileño, para eventualmente convertirlo en su equipo femenino, que hasta ya lo clasificó a la Liga de Campeones.

En Estados Unidos, con tal de darle plataforma a sus grandes estrellas que salían de la universidad en voleibol, sóftbol y lacrosse, se fundó la red de ligas profesionales, Athletes Unlimited. Todas sus competiciones fueron un éxito y el ente federativo ya anunció que seguirá incorporando otras disciplinas.

Como podemos comprobar, se han logrado avances en el deporte femenino. Sin embargo, sus protagonistas, las mismas mujeres, siguen enfrentando otros obstáculos.

Entrenan, se desgastan y dedican igual, para luego tener que desafiar tabúes de nuestra sociedad.

Pero, partir de la premisa de que la equidad salarial en el deporte femenino es una utopía, sería erróneo. Porque si fuese así, no estaríamos viendo los cambios que se reflejan hoy en día.

Quieren, pueden y se lo merecen. Porque para eso han trabajo durante décadas. Ya no tan solo anhelan que las incluyan o las dejen, sino que no las detengan.

Benditas de ellas las que, en su constante lucha, aseguran un mejor futuro a las generaciones por venir.

No pretenden ser las próximas Michael Phelps, Usain Bolt o Michael Jordan, aspiran a ser las primeras Simone Biles y compañía. Las que rompen estereotipos.