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Cien historias rumbo a Qatar 2022: el día que Van Dijk, estrella de Países Bajos, firmó su testamento, al borde de la muerte

Getty Images

Las historias de vida de los futbolistas profesionales alrededor del mundo suelen ser ricas en episodios emotivos de superación personal. La figura del Ave Fénix, renacida de las cenizas, sobrevuela muchas de ellas.

Con las historias clínicas de los jugadores ocurre todo lo contrario.

Lo usual es que sean más bien impecables. Una vez que entran en el sistema del fútbol profesional a través de las categorías inferiores o canteras, cualquier afección o particularidad se controla y normaliza.

La del actual capitán de la selección de Países Bajos, Virgil Van Dijk, no se ajusta a esa descripción.

En el año 2012, Van Dijk estaba por cumplir los 21 y era célebre solo para su familia, amigos y un puñado de personas: los fanáticos de Groningen, club poco popular de la primera división neerlandesa donde apenas comenzaba a destacarse.

Lejos se encontraba aún de las actuaciones estelares en el Liverpool campeón de la UEFA Champions League y la Premier que lo llevaron a ser considerado por muchos como el mejor defensor del mundo.

Tal vez por eso, la historia del episodio que ese año estuvo a punto de llevarlo a la muerte sea poco conocida para el gran público.

Virgil comenzó con un malestar general y dolor de estómago. Los médicos del Groningen no le prestaron demasiada atención y lo enviaron a descansar a su casa, previo paso por el hospital local, donde no encontraron nada que justificara profundizar los análisis.

Pero pasaban los días y el defensor, que ya medía sus actuales 1.93 metros, se sentía cada vez peor. Como no había querido preocupar a su madre, Ruby, recién en ese momento le contó sobre la situación.

Pero Ruby olió que algo andaba mal, así que desoyó los pedidos de su hijo para que no se preocupara y emprendió el viaje de algo más de dos horas desde Breda, donde vivía, hasta Groninga, el hogar de su Virgil.

Apenas llegó comprobó que sus miedos tenían fundamento. Virgil estaba extremadamente dolorido en su zona abdominal y ella no lo dudó un instante: se lo llevó de urgencia al hospital.

Lo que al principio había sido una simple apendicitis, con el paso de los días sin tratamiento se había convertido en una peritonitis que derivó en infección renal. Un cuadro que en muchos casos lleva a la muerte.

"Aún recuerdo estar tumbado en aquella cama. Lo único que podía ver era un montón de tubos saliendo de mí. Mi cuerpo estaba destrozado y no podía hacer nada. En ese momento se te vienen a la cabeza los peores escenarios", recordó el defensor central.

Fue operado de urgencia pero eso no era garantía de recuperación. Por ese motivo, el neerlandés se decidió a firmar un testamento.

"Mi vida estaba en peligro, mi madre y yo rezamos y discutimos sobre las opciones que eran posibles. En algún momento, tuve que firmar unos papeles, era una especie de testamento. Si me moría, una parte de mi dinero iría a mi madre. Claro que nadie quiere hablar de eso, pero había que hacerlo. Todo pudo haber acabado", relató.

Poco a poco comenzó a recuperarse, pero los primeros 13 días después de la intervención quirúrgica debió permanecer en el hospital. "No podía caminar", detalló.

Pasarían dos meses más hasta que lograra volver a entrenar.

Un año después ficharía por el Celtic de Glasgow y ya en 2015 llegaría a la Premier League de la mano de Southampton. Todo se aceleró. Su vida cambió y el arribo a Liverpool a fines de 2017 lo terminó de consolidar como la estrella mundial que promete ser una de las figuras de Qatar 2022.

Sin embargo, no se olvida de aquel episodio. Porque fue un momento bisagra y porque hay unas notorias cicatrices en su abdomen que se lo recuerdan a diario.