Menos de dos años después de su debut en primera división en Bayern Munich, el joven de 20 años Thomas Müller marcó su primer gol internacional en una Copa del Mundo. Fue en la victoria 4-0 de Alemania sobre Australia en Sudáfrica 2010. Enseguida el planeta comprendió que estaba en presencia de un jugador nacido para jugar el máximo torneo.
Cuando Joachim Löw dio la lista para aquel campeonato, le entregó el número 13 a quien solo había disputado dos encuentros internacionales. Ese dorsal no es uno más para el seleccionado teutón. Años antes lo había vestido Michael Ballack y en la década del setenta lo inmortalizó Gerd Müller. La coincidencia excedió al apellido, porque Thomas también se transformó en leyenda.
Thomas Müller es un hombre de Mundiales, aunque su carrera tan exitosa le queda corta para categorizarlo por solo haberse destacado en la mencionada competencia. El destacado atacante es hoy uno de los símbolos de Bayern Munich y llegará a Qatar 2022 como líder indiscutible de la Selección que sueña con su quinta corona.
Con apenas 20 años y sin haber disputado ningún certamen juvenil importante, Müller llamó la atención de Löw en 2009, cuando era una joven promesa del multicampeón bávaro. Entonces, el entrenador no titubeó a la hora de darle una oportunidad. El 3 de marzo de 2010, a un poco más de tres meses para el inicio de la cita mundialista de Sudáfrica, el oriundo de Weilheim-Schongau tuvo su estreno internacional. Más allá de la chance que le brindó el exayudante de Jürgen Klinsmann, nadie imaginó que tendría su lugar garantizado en la Copa del Mundo.
Su actuación en Sudáfrica cambió su vida y comenzó a tallar la que sería su figura de ídolo de época de la Nationalmannschaft. En la Copa 2010 marcó cinco goles, aportó tres asistencias y fue la figura del equipo que llegó hasta las semifinales, donde quedó eliminado ante el que más tarde sería campeón: España.
Su brillante campaña le permitió ganar la Bota de Oro al máximo anotador, un premio inédito para quien antes del torneo era un jugador casi desconocido por el gran público. Además, fue elegido como el mejor jugador joven del Mundial. Como si fuera poco, también se llevó el reconocimiento al máximo asistidor de la competencia. Desde esa ocasión en adelante, los caminos de Alemania y Müller fueron siempre paralelos. Hoy, es una de las principales figuras del equipo que conduce Hansi Flick.
Más allá de su aura de crack de selección, Thomas Müller también es un ídolo de su club, que desde su debut en primera ha sido un campeón hegemónico en Alemania. Con el cuadro bávaro conquistó 31 títulos, que lo convierten en el alemán que más trofeos levantó en la historia del fútbol. Su carrera no es una habitualidad en estos tiempos, a causa de que jamás cambió de club desde su debut, por lo que solamente defendió dos camisetas: la del Bayern y la de la Selección de Alemania.
Antes de la Copa del Mundo de Brasil 2014, el delantero se consagró campeón de la UEFA Champions League por primera vez en su carrera y su aporte al título fue fundamental durante todo el torneo. Fue en la temporada 2012/13, cuando derrotó a Borussia Dortmund en el clásico de la final.
El mejor momento de su vida llegó a mediados de 2014. En Brasil terminó de pulir su chapa de ‘Hombre de Mundiales’ y repitió la fórmula desarrollada en Sudáfrica 2010: marcó cinco goles y brindó tres asistencia, con la enorme diferencia de que terminó con la Copa más deseada entre sus manos y en el mismísimo Maracaná.
Se llevó la Bota de Plata y el Balón de Plata. No fue el máximo goleador del certamen pero de la mano de Löw cumplió el sueño más grande de su carrera: la cuarta estrella mundialista para el seleccionado alemán. El equipo germano venció en la final por 1-0 a Argentina en Rio de Janeiro y nuevamente el artillero bávaro fue fundamental y estelar para la consagración de su equipo.
¿Bonus track? También fue reconocido dentro del once ideal de la Copa del Mundo, así como será recordado por haberse convertido en el primer jugador en sentenciar un triplete en la fase de grupos (en el 4-0 vs. Portugal). El quinto tanto fue el primero de uno de los partidos más recordados de la historia del fútbol: el 7-1 sobre Brasil en semifinales. Müller fue el encargado de abrir la tapa de la fiesta teutona.
Su único recuerdo triste en Mundiales fue en Rusia 2018. Llegó con la íntima esperanza de, con solo 29 años, convertirse en el máximo goleador de todos los tiempos, ya que tenía diez goles y con 6 alcanzaría a su compatriota Miroslav Klose. Sin embargo, su salida y la de toda Alemania fue mucho más rápida y decepcionante de lo esperado.
Solo disputó tres partidos y no convirtió ningún gol ni tampoco dio asistencia alguna. Alemania se despidió en primera ronda, después de perder contra México y Corea del Sur y solo ganarle a Suecia. Fue una historia totalmente distinta a lo que venía acostumbrado del hombre del Bayern Munich con el equipo nacional en los Mundiales.
Sin embargo y más allá del sabor amargo de la última participación de Alemania en un Mundial, su carrera no se modificó en su club, debido a que en 2020 y luego de un difícil y extenso parate por el comienzo de la pandemia de Covid-19, llegó su segunda UEFA Champions League tras vencer a PSG en la final.
A sus 33 años, Thomas Müller disputará su cuarto y quizás último Mundial. Estamos ante el comienzo del final de la carrera de un ‘Hombre de Mundiales’. De uno de los máximos anotadores de la competencia, tabla que lideran Klose (16) –compañeros en 2010 y 2014- y Ronaldo Nazário (15).
Sobre el epílogo de su desarrollo como futbolista profesional, Müller llega a Qatar 2022 no solamente como una de las principales figuras del equipo alemán, sino también como uno de los referentes que además ingresará en el lote histórico y destacado de jugadores que disputaron cuatro Mundiales… ¿Logrará coronarlo con su segunda Copa del Mundo?